Pucela, ¡rebélate!
Hoy, mi querido Real Valladolid, quiero apelar a tu indómito espíritu, a tu inconformismo, a tu rebeldía, a tu coraje, a tu valentía.
Hoy, mi querido Pucela… sí, la moral de tu afición está por los suelos. Pero hoy, mi querido Real Valladolid, voy a seguir creyendo en ti. Lo hago aun cuando todo parece resquebrajarse y desmoronarse a tu alrededor. Porque de sobra sabes que por más hostias que me haya llevado este año… no, no voy a dejarte de lado. Pero hoy, mi querido Pucela, voy a reclamarte encarecidamente que alimentes mi maltrecha fe.
Sublévate, reivindícate y toma la bandera. Combate por el orgullo y lucha por la victoria. Tu historia se fraguó con épicos triunfos y esta guerra aún no está perdida. No te des por vencido y sin desfallecer en la contienda, mi Pucela… lucha, brega y pelea.
Sé que puedes hacerlo, sé que eres capaz… hazlo. Olvida tu pasado más reciente y mira hacia adelante. Confía en ti. Devuélveme la ilusión, yo no pierdo la esperanza. Con tu valor, con determinación y con nuevas estrategias… haz de este día, el día.
Cuando saltes al campo, mi querido Pucela… quiero reconocerte, quiero verme en ti, quiero ver reflejado en tus ojos las cinco líneas de fuego de tu escudo.
Con astucia y con perseverancia… hoy, mi querido Pucela, rebélate.