Esta noche queremos 11 Nadales

El domingo fui infiel a mi amado fútbol y, en vez de ver qué pasaba en el Villarreal-Barça por si sonaba la flauta y pinchaban los culés, me encerré en mi cuarto para sufrir, gozar, disfrutar, irritarme, apasionarme y emocionarme durante 3 horas y 38 minutos con el partidazo que Nadal jugó contra Tsitsipas en la final del Godó. Fue mucho más que un partido de tenis. Fue un tratado pedagógico de superación, equilibrio mental ante la adversidad y sobredosis de combatividad llevada al extremo máximo. Casi todos los mortales dimos a Nadal por derrotado tras perder el segundo set ante el fenómeno griego. Un pecado que no me perdono. A sus casi 35 años, Rafa sigue siendo el animal competitivo más fiable del mundo.

Pues eso es el Madrid cuando suena el himno de la Champions. Un equipo para el que no existe la palabra excusa. Ya sé que faltan Sergio Ramos, Lucas Vázquez, Mendy y Valverde (cuatro jabatos que le dan energía extra al equipo de Zidane), pero los que jueguen esta noche en el Di Stéfano sentirán lo mismo que Nadal. Un afán fanático por alcanzar la excelencia una vez más. Nadal lleva 12 Godós y 13 Roland Garros, la misma cifra de Champions que tienen los blancos. Esa regularidad encomiable solo se consigue con una fortaleza mental a prueba de bombas. El Chelsea de Tuchel es muy bueno, pero también lo es Tsitsipas. Y palmó. Al Chelsea le espera una noche dura.