¿Raúl o Löw? Raúl, por supuesto
Partamos de una base: lo lógico es que Zidane acabe su contrato en el banquillo del Madrid en 2022 y, si todo va bien, que renueve su compromiso y siga hasta que él quiera. Zizou se lo ha ganado con creces. Pero como el fútbol es más cambiante que la política o el estado de forma de Garbiñe Muguruza, pongamos que este verano o en el de 2022 el marsellés decide dar un paso a un lado tras sus exitosas etapas en el club que ha marcado su carrera profesional. En el buscador del club aparece siempre bien posicionado Löw. Sus conquistas con Alemania lo avalan, no seré yo el que lo niegue. Pero para el Madrid no lo quiero ni en pintura. Aparte de su dudoso gusto en rascarse en público donde menos corresponde (el estilo también consiste en cuidar esos detalles), lleva muchos años entrenado sólo cada tres meses y con una presión mediática muy light. Aquí sufriría un tsunami para el que no está preparado. Se ahogaría en la caldera de Valdebebas en menos de dos meses. El Madrid es mucho toro...
Raúl es todo lo contrario. Conoce la casa mejor que la suya familiar. Sabe los nombres, apellidos y situación personal de todos los chavales de La Fábrica que pudieran valer para el primer equipo. Tiene el respeto de los cracks del primer equipo por ser una leyenda del club, como le sucedió en su día a Zidane cuando dio el salto del Castilla al Bernabéu. Raúl ha mamado el madridismo en vena desde los 15 añitos y está más que preparado para recibir al Victorino de rodillas y dispuesto a hacer arte con ese capote que tanto utilizaba el capitán para celebrar sobre el césped los numerosos títulos que ganó de blanco. Raúl sabrá esperar su momento y no hará jamás la cama a su amigo Zinedine. Lo que no cuela es lo de fichar a Löw. Eso sería como comprar al niño un globo pinchado...