Löw o Raúl, hay un Plan B
Que Zidane siguiera sería buena señal, que el Madrid llega lejos en Champions y Liga... Pero el club anticipa una hipotética salida del técnico francés.
A Florentino le llegó el éxito deportivo en el Madrid con el movimiento que menos esperaba. Cuando eligió a Zidane para el banquillo el presidente estaba en una situación límite. El Bernabéu entero acababa de pedir su dimisión en un Clásico celebrado en noviembre de 2015. El Madrid perdió 0-4 ante el Barça. Benítez estaba marcado. No había entrenadores con caché suficiente en el mercado. En ese contexto, Zidane fue un tiro al aire en la estrategia deportiva del presidente, que en realidad buscaba ganar tiempo hasta final de temporada para encontrar la mejor opción. Y la mejor opción era Zidane, que terminó ganando tres Champions seguidas y dos Ligas, el gran déficit en el palmarés del propio Florentino.
Por eso provocó un terremoto tan visible en la entidad la dimisión por sorpresa de Zidane tras la final de Kiev. Florentino se veía otra vez en la misma tesitura. Sin apreturas en lo deportivo esta vez, pero con la necesidad de encontrar al hombre adecuado para el banquillo en tiempo récord. Lanzó el globo sonda de la vuelta de Mourinho, sonó Pochettino, pero el Tottenham lo tenía recién renovado; el joven Nagelsmann, un desconocido; Allegri, que declinó la oferta según el propio italiano confesó después… El presidente del Madrid se vio obligado a hacer un movimiento extremo: sacar a Lopetegui de la Selección a sólo unos días del comienzo del Mundial. El experimento salió mal y tuvo que recurrir, con el tiempo, otra vez a Zidane.
Ahora, aunque es evidente que la mejor opción para el Madrid es que siga Zidane, con contrato hasta 2022, porque eso significaría que el equipo ha llegado lejos en la Champions y la Liga, la entidad quiere anticipar el próximo movimiento. El hombre elegido era Pochettino, pero los tiempos no han acompañado con el entrenador argentino, que estaba sin equipo y al que se ha llevado el PSG. Por eso, Florentino ha retomado su vieja aspiración de incorporar a Löw, o al menos manejarlo como opción junto a Raúl, la más factible, pues el mítico siete supondría una continuación de ese modelo que tan buen resultado ha dado: un mito del Madrid, creíble para los jugadores y que se inició en el Castilla.
Raúl o Löw, Löw o Raúl, es el plan sin Zidane. El alemán ya ha dicho públicamente que dejará la selección alemana después de la Eurocopa. Pero venía lanzando avisos desde 2018. "También está claro que la mayor parte de mi tiempo como seleccionador nacional ya pasó, por tanto llegará el momento en el que uno tenga que pensar en qué hacer después. Yo, por mi parte, sigo interesado en dirigir a un club", dijo en 2018 a la ZDF. "Creo que sería en el extranjero, en Alemania no", continuó. "El Real Madrid es un club interesante para todo entrenador". Y soltó la bomba. Desde entonces, va a una academia para aprender castellano…
Esas palabras de Löw fueron dichas poco antes de la dimisión de Zidane tras ganar su tercera Champions. Entonces, su nombre empezó a sonar con fuerza junto a los de Mourinho, Allegri, Pochettino o Nagelsmann. Y se vio obligado a salir a la palestra para decir públicamente que descartaba el Madrid para dirigir a Alemania en el Mundial de 2018. Pero ahora es oficial. Pone fin a su historia de amor con Alemania tras la Eurocopa y eso le coloca, junto a Raúl, en todas las quinielas para ocupar el banquillo del Madrid tras Zidane.
El único problema para Löw en su intención de entrenar al Madrid se llama Raúl, una auténtica sorpresa para el club desde que inició su carrera como técnico en La Fábrica. La consecución de la Youth League con el Juvenil Sub-19 fue el espaldarazo definitivo que necesitaba, y esta temporada lo está bordando al frente del Castilla. Tiene mejores números que Zidane cuando el francés se hizo cargo del primer equipo. "Es muy atrevido tácticamente, más que Zinedine cuando estaba en el Castilla", comentan desde el interior de La Fábrica. Ha sumado 17 de los últimos 21 puntos en juego del filial y entra en la siguiente y decisiva fase (se arrastran los puntos de la fase previa) que arranca el 4 de abril bien posicionado. El ascenso es una posibilidad palpable. Como lo es que termine dirigiendo pronto al primer equipo.