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Café para Darder

No se nace aprendido, y a veces quizá hace falta desplomarse para saber cómo aguantar. Ahora que el Espanyol ha recuperado el liderato gana sentido la tan recurrente frase de “hacer buenos los empates”, como si empatar fuera poco. Se necesita distancia y cierta calma para poder ver las cosas con perspectiva. Nos cuesta valorar los aprobados justitos. Y un empate, en definitiva, no deja de ser eso. Sacar un cinco o un seis a veces puede servir para mantener la media, otras para bajarla. La cuestión es la misma: aunque sólo importe la media final, los empates son como la rutina, la comida precocinada, las conversaciones de ascensor. Sobrevivir a eso marcará el camino.

Para Bilardo, por ejemplo, el partido perfecto era el que acababa en empate a cero porque quería decir que ninguno de los dos equipos había cometido errores. Para Filmaffinity, puntuar una película con un cuatro es darle un ‘regular’. Y eso es ser optimista. Sin embargo, cuando a un equipo como al Espanyol de Vicente Moreno se le exige ganar, encadenar tres empates genera mucha angustia. Porque empatar significa pasearse por esa delgada línea en la que nunca sabes si vas hacia la plenitud o hacia el laberinto de las dudas existenciales.

Sergi Darder.
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Sergi Darder.ALBERT GEA

El fútbol de Darder también transcurre siempre en una delgada línea entre lo brillante y lo febril. Es un funambulista de los sentimientos, propios y ajenos: se mueve entre la lucidez y la vacilación; provoca asombro y frustración. Al acabar una temporada puedes querer venderlo o formar un equipo alrededor de él. No es ni tan joven como Melamed ni tan veterano como Diego López. Es un futbolista con misterio y el otro día, después de marcar su primer doblete como profesional, entrevistó a su compañero Dimata. “¿Café o té?”, pregunta Darder. “Té”, responde Dimata, “el café para Darder, que necesita mucha energía”. El recién llegado sabe bien que tener al ‘10’ despierto es responsabilidad de todos. A Darder, al fin y al cabo, siempre se le tiene que observar con cierta distancia prudencial, como a los empates, como a un cinco pelao, como a la rutina, porque en él se hallan muchas respuestas.