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Kroos y Modric: una pareja de leyenda

Medular de leyenda. Cuando pase el tiempo y algún día nos pongamos a recordar con nostalgia aquel Real Madrid de las tres Champions League consecutivas, hablaremos de los goles de aquel depredador insaciable que era Cristiano Ronaldo; la jerarquía, liderazgo y competitividad de Sergio Ramos; de la magia impredecible de Marcelo; de las paradas en momentos clave de Keylor Navas; de lo bonito que era ver a Karim Benzema y, por supuesto, del centro del campo. Casemiro, Kroos y Modric han construido un triángulo legendario, por títulos conseguidos y por un rendimiento cerca de lo extraordinario de manera regular y sostenida.

El dúo Modric-Kroos. Vamos a poner la atención en el alemán y en el croata, y en la sociedad que forman. Ambos comenzaron sus carreras como mediapuntas y, con el paso de los años, se han reconvertido en volantes excepcionales acercándose a la creación del juego y alejándose del área. El fútbol de Toni se entiende desde su pie derecho. Una precisión quirúrgica en cada tipo de golpeo, en cada pase, en cada tiro a portería o en cada balón parado. Acostado a la izquierda de los centrales, por ahí comienza cualquier idea ofensiva del Real Madrid. El fútbol de Luka se entiende desde el dinamismo. Incansable a la hora de ofrecer soluciones a sus compañeros, es capaz de salir airoso de cualquier situación compleja. Presionado y rodeado de rivales, se las ingenia para encontrar un resquicio con algún truco que le lleve a resolver los problemas. Su cambio de dirección con el balón cosido a su bota siempre le otorga ventaja en las conducciones y a la hora de cambiar el ritmo.

Mucha personalidad. Los dos tienen una gran comprensión y le dan mucho sentido al juego, la jugada suele mejorar cuando el balón pasa por sus pies. También hablamos de dos futbolistas de gran personalidad. La baja de Casemiro en la vuelta ante el Atalanta la resolvió Zidane poniendo a tres centrales y a los susodichos compartiendo pareja en el doble pivote. Y es curioso lo que es la naturaleza del jugador.

Modric desatascó el partido. De los dos, fue Modric el que en más ocasiones ejerció el papel de coche-escoba, el más propio del brasileño, llegando a las ayudas defensivas y ocupando el lugar de los centrales cuando alguno salía a dividir o fijar con la pelota. Luka interpretó que el equipo necesitaba de sus conducciones para sacarse de encima esas marcas individuales de los primeros minutos, en los que Kroos estuvo más incómodo al no tener esa habilidad que sí exhibe el genio croata, pero cuando el Madrid pudo bajar las pulsaciones al juego apareció el alemán en posiciones más interiores de lo que le gusta, para organizar los ataques madridistas a través de su buen pase.