Modric: talento y trabajo con DNI
Seguramente el croata esté completando su temporada más regular desde que fue reclutado por Mourinho para el Real Madrid. A su calidad técnica y su facilidad para descifrar los partidos desde el centro de operaciones, suma una ambición desmedida y una capacidad física que desafía todas las teorías sobre el paso del tiempo en un deportista profesional. Modric vive por y para su profesión y los resultados saltan a la vista. Se cuida como un monje, está afilado y seco como un mediofondista y no se permite bajar el pistón ni un solo día en el trabajo en Valdebebas. Ha aceptado sin rechistar renovar por una sola temporada cuando por rendimiento podría haber demandado algo más y cuando Zidane le dejó en el banquillo en algún partido importante en el arranque de la temporada y su reacción fue de crack.
Lejos del divismo de algunos compañeros de profesión que se toman cada paso por el banquillo como una afrenta personal, el croata reaccionó sin un mal gesto, apretó los dientes y le demostró a su jefe con fútbol y actitud que su sitio tiene que estar siempre en el campo. Su partido contra los chicos de Gasperini fue un clinic para cualquier aspirante a centrocampista: calidad para mantener la pelota, capacidad para asociarse entre líneas y sacrificio físico en defensa. Con la cuenta corriente llena de ceros y el salón de su casa repleto de trofeos tiene mucho mérito su compromiso ejemplar con la camiseta que defiende. Sus compañeros son conscientes de que con el croata a este nivel todo es posible cuando llegue el tramo caliente de la temporada y Modric asume el reto con la naturalidad del que sabe que la edad es solo un número que, en este caso, no le representa.