Con Cristiano regresaría la felicidad plena
Durante los últimos tres años he tenido un sueño que se ha repetido reiteradamente y que culminaba con una explosión de júbilo. En el mismo se consumaba el regreso de Cristiano al Real Madrid. Lo duro de asumir es que al despertarme comprendía que, efectivamente, era sólo un sueño y que por desgracia el mejor jugador vestido de blanco que hayan visto mis ojos sigue frustrado en Turín. No es hora de hacerse reproches de quién tenía más razón o no tras su dolorosa marcha en 2018. Lo importante es que el Héroe de Funchal desea regresar al club en el que ha dibujado las mejores páginas de su gloriosa historia deportiva y que para el Madrid sería un fichaje de lujo. Si el martes jugase Cristiano al lado de Benzema ante el Atalanta, seguro que todos estaríamos más tranquilos y confiados en pasar a cuartos de la Champions sin mayores problemas.
Cristiano tiene 36 años, pero biológicamente tiene 26. Se cuida de manera fanática y le quedan todavía tres o cuatro años a un gran nivel. Es lo mismo que le está pasando a Sergio Ramos o lo que está ocurriendo con Pepe (con 38 años es el líder de ese Oporto que sigue vivo en la Champions) o Ibrahimovic, que con 39 años es el pichichi del Milan y uno de los mejores goleadores del Calcio. Además, Cristiano merece irse del Madrid por la puerta grande y no como lo hizo hace tres años. Ya imagino al nuevo y lujoso Bernabéu celebrando sus golazos con ese gripo que tanto echamos los madridistas de menos: "¡Siiiiiiiuuuuuuu!".