El derbi de Karim y de Hernández Hernández
Punto de esperanza. No les voy a mentir. Antes del derbi consideraba el empate como una derrota. La victoria del Barça en Pamplona ha aumentado a tres el número de candidatos y veía que esto era una final en la que solo valía salir victorioso. Pero tal y como fue el derbi, el gol postrero de Benzema me supo a gloria. Era el premio a una recta final imponente del Madrid, que tardó una hora en entender lo que había en juego. Pero desde que saltaron Vinicius y Valverde al pasto todo se reactivó, el Cholo se arrugó (como siempre con el Madrid) al quitar a Lemar y Carrasco, lo que puso alfombra blanca a un arreón final de la tropa de Zizou que hubiese merecido mejor premio. Pero para eso está Oblak, que amargó a Karim hasta que el francés construyó una pared de porcelana con Casemiro (¡grande Case!) para firmar el empate de la esperanza. Hay Liga. No nos rendimos. Al Madrid no le puedes dejar con vida y Courtois evitó por dos veces el 2-0. El Madrid es como el malo de las películas. O lo rematas en el suelo o terminará poniéndose en pie de nuevo...
El árbitro. Lo escribí desde el día de su designación. Con el canario Hernandez Hernández el Madrid poco tenía que hacer, al menos si había alguna jugada polémica. Y la hubo. Y fue clave. Un penalti que se fue al limbo. Felipe separó el brazo izquierdo ocupando un espacio antinatural, tanto que evitó que el balón llegase a Casemiro, que estaba solo para fusilar el 1-1. El árbitro de VAR, González González, estuvo correcto porque le abrió los ojos a Hdez Hdez. Y este fue a verlo a la pantalla. Me dije: “Menos mal, no tendrá valor a corregir a su compañero de la sala VOR”. Ingenuo. Se fue tan ancho y que para él, nada de nada. Lo mismo que le pasó en dos penaltis que se comió a Varane en un Clásico en el Camp Nou hace año y medio. O con un gol legal anulado a Bale en otro Clásico por una falta imaginaria sobre Jordi Alba. O un gol del Barça dado por bueno pese a venir de una patada alevosa de Luis Suárez a Varane en el arranque de la jugada... Son muchas y los madridistas le teníamos tomada la matrícula desde el día que lo eligieron, que llegó justo tras una queja de Miguel Ángel Gil contra Velasco Carballo. Todo mucha casualidad...
Intensidad. Un reproche para mi equipo. Hasta el minuto 60 jugó como si fuera un partido de Liga más, sin nada especial en juego aparte de los tres puntos. Error. Los de Simeone sí saltaron al campo con el hambre del que se sabe que se juega la Liga. Ni siquiera el gol de Luis Suárez nos hizo reaccionar. Menos mal que en esa media hora final resurgió el Madrid de siempre, el que nunca se rinde. Si llega a meter Modric esa falta con el exterior del pie me voy a Cibeles...
Wanda, territorio vikingo. Por muy lujosa que les haya quedado su nueva casa a nuestro vecinos (cosas de nuevos ricos), no son capaces de ganarnos allí. Cuatro derbis, cuatro fiascos para los del Cholo. El Madrid manda en la capital.