El Derbi

Atlético de Madrid - Real Madrid

El indulto de Simeone, la 'flor' de Zidane

Quizá LaLiga está viva, a cuenta sobre todo del tirón del Barcelona, pero el Madrid no sale bien parado del derbi. El alivio final que supuso el gol de Benzema no disimula su inferioridad táctica durante 75 minutos de partido, solo impugnada por la corrección de Zidane con la entrada de Valverde y Vinicius y el paso en falso del Atleti. El Madrid no se exigió la victoria desde el inicio y esa es una mancha inexcusable que ni el empate postrero puede soterrar. Fue peor que el Atleti, no cuidó las vigilancias, se alargó con una tendencia al suicidio imperdonable y a su ataque le faltó la agresividad mínima requerible. En todos los registros del juego se vio superado, pero la falta de puntería del conjunto rojiblanco le dejó con vida.

Simeone reparó en lo ocurrido en el derbi de Valdebebas y dio una vuelta al equipo. Con sentido y acierto. Recuperó la línea de cuatro atrás, desplegado el Atleti en un 1-4-5-1 que se transformaba en un 1-5-4-1 cuando Lucas Vázquez ganaba profundidad y Carrasco ejecutaba ese ajuste defensivo. Y presionó siempre que pudo para oscurecer las recepciones laterales de Modric y Kroos. El dominio territorial fue rojiblanco. Luis Suárez jugó mejor que nunca fuera del área —25 toques más que su media habitual—, hecho imputable al desastroso partido de Varane y Nacho, intimidados por la jerarquía del uruguayo. Siempre le defendieron por detrás y no anticiparon. Los tímidos amagos de presión de los de Zidane favorecieron la empresa colchonera. No existió el equilibrio blanco al estirarse el bloque (37,2 metros de longitud). Una y otra vez se repitió una situación de juego en la que Mendy se lanzaba a por Trippier y Llorente se ofrecía a su espalda sin que nadie acotara su radar de acción. Error del Madrid, error de Zidane. La salida de Hermoso, el toque de Lemar, la verticalidad de Carrasco y las conducciones de Llorente pusieron en un brete continuo a la estructura madridista. El Atleti se ganó la ventaja, trabajó de forma colectiva y abordó a Courtois con un número de ocasiones importante. Pero no le acompañó la pegada.

Imposible con Asensio y Rodrygo, Zidane apostó por el nervio y las luces de Vinicius y Valverde. Y el Madrid cambió a mejor y giró al Atleti, más cerca de su área que la de Courtois. En un tiempo donde los de Simeone atacan mejor que defienden, es esta una realidad que aproximaba al Madrid al empate. La intuición ofensiva de Casemiro, el jugador que mejor entiende la amenaza desde la sorpresa, acorraló a un Atleti sin piernas y asustadizo. No ayudaron los cambios de Simeone, que desvistieron a su equipo en las transiciones. Tampoco ayudó la lectura de Savic, Felipe o Hermoso. Dejaron libre a Benzema en zonas de tres cuartos, nunca le acompañaron. Esa distensión competitiva del Atlético cuando parecía dar un golpe a LaLiga promovió el instinto de funambulista que siempre tiene el Madrid de Zidane. Jugará a casi nada, pero ahí sigue. El Atleti le concedió el indulto.

El desorden en la presión

Mendy salta sobre Trippier y Kroos se fija sobre Correa. Nadie atiende la diagonal de Llorente a un amplio espacio libre. El Madrid está partido por el eje y Nacho sale fuera de tiempo.