La luz la prenden los chavales
El fútbol sería distinto sin quienes los retransmiten, por televisión, por radio. Los nativos de la radio tenemos recuerdos que nos ayudaron a entender los fracasos y los éxitos, gritando la virtud o la desgracia. Un barcelonista de la época brillante o seca de Suárez y de Kubala vive con los sonidos de Miguel Ángel Valdivieso o de José Félix Pons. En la época contemporánea aliviaron o excitaron las voces de Manolo Oliveros y, ahora, de Lluis Flaquer. Flaquer ha optado por la épica, al estilo que fue de Valdivieso. En estos dos últimos partidos, la victoria sobre el Sevilla y en el 0-2 del campo de Osasuna, hizo algunos subrayados de los goles que podrían haber sido escritos por el más entusiasta de los poetas, de Walt Whitman.
La épica con la que narró los dos goles, el de Jordi Alba (un ejemplo de precisión, como aquel de Evaristo retratado para la historia) y el de Ilaix, fue una expresión radical del entusiasmo con el que se mantiene la fe en esta serie de altibajos de los que el Barça ofrece este año ejemplos de abismo y recuperación. Entre esas frases que Flaquer esculpió en el aire de Carrusel, esta que pronunció cuando el joven azulgrana escribió su primer gol: “La luz le prenden los chavales”. Chapeau.