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Sin Benzema, Zidane no tiene ataque

Los ahorros para grúas han debilitado tanto la plantilla del Madrid que Benzema ha acabado por ser su única baza real de ataque. Cuando no está, esa marea de constante juego que crean Modric, Casemiro y Kroos resulta estéril. Ayer Zidane cambió de golpe a los tres delanteros, como el otro día. Esta vez los damnificados fueron Asensio, Mariano e Isco, que bien poco habían hecho. Por ellos entraron Rodrygo, Hugo Duro y Vinicius, y sólo este, dentro de la inercia de un partido en el que el Madrid tenía que atacar con desesperación y en el que la Real se empotró en exceso, aportó desequilibrio. Su esfuerzo tuvo el premio del gol del empate.

Poco resultado para el Madrid pues le deja, junto al Barça, a distancia de cinco puntos y un partido del Atlético. El domingo llega el derbi. Ese día podrá dictar sentencia o no, pero en todo caso el Atlético saldrá líder y con un partido aún por jugar. Volverá Benzema, pero las sensaciones de un Atlético decreciente y un Madrid en alza se han invertido. Aunque vuelva el francés, y aun si vuelve bien, no le imagino bien acompañado para el ataque. A Vinicius le matan la fe Zidane y el propio Benzema. Asensio no ha cortado una oreja todavía, y estamos en marzo. Rodrygo salta de lesión en lesión. Isco está y no está. El Madrid es muy romo.

Por eso no pudo con la Real. Mandó en el primer tiempo, pero sin peligro. En el segundo, Zidane empezó con tres centrales, a saber por qué, y la Real tuvo un largo rato de claro dominio en el que llegó su gol en difícil cabezazo de Portu, y a Isak se le fue otro clarísimo. Luego, Imanol se agobió y le regaló al Madrid el campo y el balón. A base de jugar cuesta abajo y con vergüenza torera llegó el empate vía Vinicius, ya in extremis. Hasta entonces toda la esperanza de gol estaba puesta, como otras veces, en Casemiro, segundo anotador del equipo tras Benzema. El medio de cierre como segundo goleador, toda una rareza. Pero es lo que hay.