El extravío de Asensio, Mariano y Vinicius
La conexión del Madrid a la Liga despeja incógnitas. Querer, quiere. Ya veremos si después puede. También conoce el camino y los protagonistas. Las manos de Courtois, el pie de Kroos y la cabeza de Casemiro le sostuvieron. Pero, al mismo tiempo, parece descartar jugadores para la causa. Sin Benzema como hilo conductor del ataque, la contribución de Asensio, Mariano y Vinicius se quedó cortísima. Su precipitación e irregularidad en el juego impidieron al Madrid juntarse en campo de un Valladolid bien estructurado y líneas juntas (50,5 metros de posición media). Sus pérdidas de poca calidad obligaron al Madrid a correr demasiadas veces hacia atrás. En mucho menos tiempo, Arribas simplificó con sus movimientos de apoyo y de ruptura la pauta ofensiva y sintonizó con el toque de precisión de Modric y Kroos.
A estas alturas, minimizado por la plaga de lesiones, el Madrid no se puede permitir la pobre aportación de Asensio y Vinicius. Mariano y sus escasos minutos, que le hicieron caer en fuera de juego por exceso de ímpetu, todavía tienen un perdón. Pero los dos extremos necesitan involucrarse en el juego, controlar mejor sus tomas de decisiones —26 pérdidas entre los dos— y marcar la diferencia en posiciones finales. Vinicius empezó activo, pero se diluyó rápido pese a disponer de cierta ventaja en su duelo individual con Luis Pérez (cuatro regates malos). No amplió su radar de acción y se estrechó en la banda izquierda, poco resolutivo y rebelde. A Asensio le agredió su repetida timidez, acompañada esta vez por errores de poca explicación. El extravío y la discontinuidad de ambos perjudican al Madrid por encima de todas las cosas. Solo la tenacidad del Valladolid en complicarse la vida con la concesión de faltas cerca de su área y saques de esquina más que evitables —diez situaciones de este tipo— dio al conjunto de Zidane la vía de escape hacia el triunfo. Puntos son puntos.
La desocupación
El Madrid inicia la transición por la izquierda bajo la presencia de Mendy y Vinicius, pero nadie complementa por dentro. La ausencia de Benzema vacía las zonas intermedias y desconecta el ataque.