Satisfaction
Siempre desconfié de los políticos que decían que les gustaba mucho el fútbol, pero que no eran de ningún equipo. No sé si eso es un oxímoron o una estupidez. Tampoco me parece muy sincera la afirmación de "soy del Madrid, pero quiero que gane el Barcelona cuando juega contra un equipo extranjero". El deseo de derrota del gran rival en ambas aficiones nada tiene que ver con política ni con nacionalismos. Se entiende mejor cuando un sevillista o un bético (que disgusto les dio Haaland) quiere siempre la derrota de su vecino, y nadie piensa que es poco español o mal sevillano.
Un conocido escritor y articulista de éxito confesó: "No hay nada que odie más que a los criminales de guerra serbios, pero si hay un partido, selección de criminales de guerra serbios contra el Fútbol Club Barcelona, yo quiero que pierda el Barça". También un blaugrana quiere que pierda siempre el Madrid, que pierda hasta el autobús que les lleva al campo. Cuando un partido de Champions en el Bernabéu coincidía en horario con otro del Barça, la gran ovación se producía cuando el vídeomarcador cantaba un gol del rival del Barça. Jamás cuando marcaban los de Messi. Idéntica situación se vivía en el Camp Nou en los partidos del Madrid. Eso es fútbol y solo fútbol.
En esta temporada y en las dos anteriores las grandes satisfacciones por los triunfos del Madrid han sido pocas, la Liga del año pasado y la Supercopa de España, ganada al Atleti en los penaltis, evitando la victoria rojiblanca el expulsado Valverde con aquella entrada a la desesperada. Otra alegría, más bien pequeña, fue el Mundialito del 18 contra un equipo "tan potente", como el Al-Ain de Emiratos Árabes Unidos. El Barcelona nos ha hecho felices en más ocasiones: en el partido de vuelta en Liverpool, con el cuarto gol en aquel córner tan bien defendido, en los ocho —maaaambo— goles del Bayern, en la última Supercopa, la victoria de los leones, y esta semana con el espectáculo Mbappé.
Los Stones no conseguían Satisfaction. Soy sincero, los blancos seguiremos teniéndola con las derrotas del Barça, como la tuvo un buen escritor con retranca galega, la noche que regalamos felicidad en Alcoy. Pero será mucho mejor que sean más las alegrías que nos dé el Madrid. Hay partido.