Gracias por vengarnos
La venganza es un plato que se sirve en plato frío, metafóricamente hablando, y así lo hizo España ayer contra Francia, rival que tantas veces puso trabas y dificultades a los Hispanos. Perdí dos partidos por el bronce Mundial durante mi etapa en la Selección, la de Egipto en 1999 y la de Portugal en 2003. Fue muy duro. Primero, la de 1999, fue en la misma sede que se celebró el recién terminado Mundial. Perdimos en semifinales ante Rusia y, posteriormente, Yugoslavia nos dejó sin medalla. En 2003, fue Francia la que nos privó de subir al podio, y ayer la historia fue al revés. En un partido como este, es normal que antes se tengan dudas de cómo va a salir cada selección, especialmente en el apartado mental. Ambas venían de una derrota y no es fácil levantarse. España demostró de salida que daría el máximo por la medalla.
El 4-0 de salida lo dejó claro. Fue muy importante arrancar mejor que el rival, porque luego Francia nunca pudo igualar el marcador. Se veía que seguían tocados. Fue una victoria que, además de la gran actuación de Corrales, llevó la firma Dujsebaev. Dani dio un paso de gigante en este torneo, demostrando que España tiene lateral derecho para muchos años. Su hermano Álex, más mayor, brilló con tantos y asistencias. En líneas generales, España hizo un gran papel y consiguió una medalla que se me resistió en aquellas dos ocasiones. Gracias por vengarnos tantos años después. Otro metal para el balonmano español.