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Choteo del Sevilla al engendro de Lim y a la desidia de Gracia

Decía Javi Gracia, en la previa del choteo del Sevilla, que la Copa no les molestaba. “¡En absoluto!”, enfatizó el entrenador con voz solemne. Pero visto el once que puso, desde luego lo parecía. Igual lo que realmente le molesta a Gracia es seguir siendo entrenador del Valencia y por eso parece que pide a gritos dejar de serlo desde que quisiera irse en octubre. Gracia no es culpable de la mediocridad en la que Peter Lim ha convertido al club de Mestalla. Gracia es otra víctima. Solo el dueño es la madre y el padre del engendro. Él y su séquito. Pero Gracia tampoco está respondiendo como esperaban de él sus jugadores y los aficionados. Gracia, que era el clavo ardiendo al que se agarraba el valencianismo cuando empezaron a marcharse los Parejo, Ferran y compañía, un entrenador que por la gestión de Anil Murthy tenía coartadas hasta su jubilación, se marchará antes que después del Valencia sin que nadie le eche a faltar. Y eso, en un negocio que gira alrededor de la ilusión de los aficionados, es triste. Mucho.

El Valencia deshonró su historia de bronco y copero en una ciudad donde tan feliz fue su afición. En Sevilla ganó dos Copas y una Liga. Pero esta vez dijeron adiós a la Copa los blanquinegros sin pena de Lim ni gloria ninguna de Gracia. De lo sucedido en el Pizjuán, poca culpa tienen los futbolistas. Ni la planificación ni el once es responsabilidad de los jugadores, que salieron a hacerlo lo mejor que saben ante un equipo y un proyecto que aspira a ser campeón. Es la desidia de Lim y el servilismo de Murthy lo que hace que muchos lleven una camiseta que aún les viene grande y fue Gracia quien les alineó y enfiló hacia el matadero. El único reproche individual que se debe hacer es a Guedes, cuya actitud en los entrenamientos le dejó en Valencia. Pero al resto de jugadores solo se les puede pedir que se olviden pronto de lo sufrido en Sevilla, que recuperen el aliento y la estima, porque ellos son los únicos en los que van a poder confiar los valencianistas para evitar el descenso.