Barea y Laprovittola, una historia de bases
La Liga Endesa amaneció ayer con la noticia bomba del desembarco de J.J. Barea, jugador de prestigio que fue campeón de la NBA con los Dallas Mavericks de Dirk Nowitzki en 2011. Escuchas la palabra ‘base’ y la mirada gira inmediatamente hacia el Real Madrid, con problemas en la posición desde la marcha de Facundo Campazzo, que se agravan día a día. Pero, no. Barea no vestirá de blanco, sino que ha cruzado la acera madrileña para fichar por el Estudiantes, un club con pretensiones menos elevadas que su vecino, las de salvar dentro de la cancha ese descenso que varias veces ha logrado evitar en los despachos. El Estu ilusiona con la llegada del portorriqueño, que siempre miró con cariño a la ACB, atraído por la sangre española, en concreto leonesa, que corre por sus venas.
El mismo día que el Estu anunció a Barea, el Madrid emitió un comunicado menos alegre: Nicolás Laprovittola, su base titular, ha dado positivo por coronavirus. El argentino, que estuvo a punto de irse en verano y que apenas contaba para Pablo Laso al inicio del curso, se ha hecho indispensable para tapar el agujero de Campazzo. Con Sergio Llull lesionado, y con Carlos Alocén bloqueado por su juventud, Laprovittola ha dado el paso. Su contagio viene en un mal momento para su equipo, que ha perdido tres de los cuatro partidos de la Euroliga de este año. La próxima semana hay jornada doble: Panathinaikos y Alba Berlín. Entre España y Europa, el base será baja al menos en cinco duelos, que podrían ser seis según cómo esté el 5 de febrero ante el Baskonia. La Euroliga obliga a 14 días de cuarentena y llega justo a esa fecha. El precedente de Fabien Causeur, que faltó a 12 partidos en un mes de convalecencia, no invita al optimismo. El Madrid tendrá que tirar de Alocén y del reconvertido Alberto Abalde, hasta que Llull y Lapro salgan de la enfermería. Los problemas no cesan.