La Liga Endesa recibe con los brazos abiertos a un jugador reconocido por su labor en la NBA hasta hace escasas fechas. J.J. Barea no tenía equipo tras salir de los Mavericks, el equipo de su vida, en la pretemporada y ha llegado a un acuerdo con Movistar Estudiantes para incorporarse la próxima semana y ayudar al club a no pasar apuros en el final de la presente campaña.
Barea es un base menudo, ya que mide 1,78 metros, que destaca por su inteligencia, por su decente tiro exterior y por saber cuándo debe ir hacia el aro y cuándo debe dar la opción a otro compañero. Tiene 36 años y la gran incógnita es ver su estado físico después de su complicada lesión de 2019, una rotura del tendón de Aquiles que le ha hecho jugar casi la mitad de los partidos de los últimos dos años y llevar sin competir desde la burbuja disputada en Lake Buena Vista.
El jugador nació en Mayagüez (Puerto Rico) en 1984. En los Indios, el equipo de la BSN que tiene la ciudad, jugó su primera temporada año. Después se fue a la universidad estadounidense de Northeastern. Con los Huskies estuvo cuatro años, hasta 2006. Fue ese año cuando su vida cambió, llegando a la NBA. En Dallas estuvo once años y, entre medias, jugó también en Minnesota como compañero -y rival por la posición- de Ricky Rubio. Pero ni sus comienzos ni su ascenso fueron fáciles...
Mucho se ha hablado, también él, de su pasado y de cómo quería honrarlo. Cuando ya se veía fuera de la NBA dio el nombre de España como uno de los destinos a mirar, algo que ha quedado patente al fichar por el Estudiantes. El origen de su familia paterna está en un pueblo de León que este periódico visitó en 2011 -en pleno auge del jugador con la franquicia de Dallas- para comprobar cómo es la vida allí y cómo valoraban tener una suerte de paisano en la mejor liga de baloncesto del mundo...
Barea, en el plano personal, se casó con Zuleyka Rivera primero y con Viviana Ortiz después. Rivera fue Miss Universo en 2006; Ortiz, Miss Universo de Puerto Rico en 2011. Con cada uno tuvo un hijo. Zuleyka es una de las participantes en el archiconocido videoclip de Despacito, de Luis Fonsi y Daddy Yankee.
La vida le ha dado picos de felicidad importante, como los ya comentados, pero el impulso definitivo como jugador llegó en 2011. En el año en el que los Mavericks ganaron su primer y único título de la NBA. Ante los Heat del big-three, los que se reían de Dirk Nowitzki en privado, con un 4-2 en las Finales que, por aquel entonces, seguía apartando a LeBron James el ansiado anillo de campeón.
Se ganó un sitio como suplente de lujo de Carlisle, que ha confiado en él hasta los últimos días y que incluso le ofreció un sitio como asistente para seguir en la franquicia. En la fase final de esa temporada estuvo inconmensurable, como nunca había demostrado. Jugó 21 partidos y promedió 8,9 puntos y 3,4 asistencias, pero su labor fue más allá. Se las dio de matador, apuntillando a tres de los cuatro rivales de los Mavs: el último partido frente a los Lakers metió 22 puntos, el último partido frente a los Thunder aportó 14 puntos y en la última serie, ante los Heat, metió 17 y 15 puntos en los dos victorias con los que sentenciaron y ganaron la NBA.
Barea llega a Movistar Estudiantes, un equipo que hace poco tuvo a otro jugador de Puerto Rico cuya experiencia principal en NBA se dio en Dallas: Gian Clavell.