PASABA POR AQUÍ | PATRICIA CAMPOS
Más trompetas y menos violines
Es inevitable, todos los músicos, aunque no queramos, algún día tienen que retirarse.
Unas copas con 'mucha moral' y una liga inusual. Desde la 19-20 las cosas no son como eran y no solo por la pandemia, sino por cómo terminó LaLiga y por cómo ha empezado el 2021. Un Barça que con Messi se las prometía muy felices, pero que no levanta cabeza desde que le regaló la liga al Madrid y un Real Madrid que ya no gana ni contra diez.
El Atlético de Madrid, ahora sí, ha aprovechado su oportunidad para colocarse el primero. Como ha hecho Marcelino. Ha tardado dos semanas en hacer historia con el Athletic y batir récords. ¿Cómo se puede cambiar la energía de un equipo en tan solo 11 días? Quizás haya sido la trompeta de Villalibre que embruja a los rivales, como hizo el flautista de Hamelín con su música encandilando a unas ratas que no se pudieron resistir al sonido de su flauta.
La música de trompeta de Clemente en los 90 parecía lo mejor, pero llegó Guardiola con sus violines y eso sí que era música celestial. Estuvo de moda durante mucho tiempo y quedaba muy bien intentar imitarla. El problema es que esos violines de Guardiola fueron hechos exquisitamente por un lutier con madera secada al natural de arce y tallada en luna menguante, es decir, la mejor madera posible. Por eso, es improbable que se pueda repetir exactamente la misma música. Además, con el uso y los años, la madera se fue volviendo menos flexible y las tensiones le afectaron más, cambiando su vibración y haciendo que sonara diferente. Es inevitable, todos los músicos, aunque no queramos, algún día tienen que retirarse.
Después de unos años, sigue siendo inspirador oír su música, pero por mucho que algunos se empeñen, siguen sin poder tocarla. Puede ser muy reconfortante la música de violines pero si hay una orquesta de metal llena de trompetistas con ganas de hacer ruido, los violines dejan de oírse por mucho que cambien sus cuerdas o les pongan más resina. Queda muy bien decir a tus amigos que te encanta la música clásica, pero cuando de verdad quieres pasártelo bien, todos preferimos una buena charanga. Más trompetas y menos violines.