Koeman merece más

Ronald Koeman lleva dos meses pidiendo muy educadamente que el Barça se mueva en el mercado de invierno. Fiel a su perfil de hombre de club, el técnico holandés aborda la cuestión con una generosa mirada institucional cuando afirma en cada rueda de prensa que “tenemos que mejorar en varias posiciones, los jóvenes que no juegan tiene que irse porque no pueden estar un año sin jugar. Ramon Planes y yo tenemos un plan diseñado para afrontar esta situación para presentárselo al próximo presidente en cuanto llegue. Luego, si nos dicen que no puede ser, lo entenderemos y tiraremos con lo que hay”.

Precisamente lo de “tirar con lo que hay” es lo que está haciendo el holandés y ese argumento se convierte en el mejor de los avales a su trabajo, así como en la más sólida razón a favor de que alguien le haga caso y se mire de mejorar la plantilla. Koeman tiene a su equipo tercero en LaLiga, en los octavos de final de la Champions y en la final de la Supercopa gestionando una plantilla de mínimos. Sin Piqué ni Umtiti, ha convertido a Araújo en un defensa de referencia y a Mingueza en un comodín aprovechable; sin Sergi Roberto, está exprimiendo a Dest; sin Coutinho ha dado los galones a Pedri, que entusiasma a la afición y sin Ansu Fati, ha recuperado a Dembélé para la causa y saca petróleo de las limitadas prestaciones de Braithwaite. Hay que recordar que el danés, que costó 18 millones fue la petición expresa de Quique Setién, un entrenador al que sí le dieron lo que pedía a pesar de que empobreció la plantilla en cada una de sus piezas. Y por si faltara algo, Messi anda tocado. Aún así, el Barça, con mayor o menor fortuna, con más o menos vistosidad, hace algo que no hacía antes: competir. Quizás ha llegado el momento de hacer un esfuerzo y mejorarle los mimbres a un entrenador, que a diferencia de otros, se ha ganado que le hagan caso sobre el terreno de juego.