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La Real merecía acabar así

Ya sé que estarán pensando que nadie se merece acabar mal un año. Por supuesto que no. Todos merecemos terminar bien, más si hablamos de un año como este horrible 2020. En eso estamos todos de acuerdo, ¿verdad? Pero si hablamos de asuntos meramente deportivos, honestamente creo que la Real Sociedad merecía finiquitar este año tan extraño ganando el derbi vasco de San Mamés. Por propuesta, resultados y logros clasificatorios. Sencillamente, me parece que hubiera sido muy injusto acabar el 2020 con una pésima racha de diez partidos seguidos sin ganar. Es que no era el reflejo a todo lo que nos había hecho disfrutar el equipo de Imanol Alguacil. Pero, claro, esto es fútbol de alta competición, y aquí lo de los merecimientos se ganan sobre el terreno de juego. Y eso es lo que hizo la Real contra el Athletic: merecer llegar al 2021 con 29 puntos y tercero en la clasificación, que son palabras mayores. Eso sí es ponerle un buen y justo epílogo a este cruel año, en medio de tanta depresión y preocupación.

Dentro de lo difícil que ha sido este 2020 para todos, siento que la Real Sociedad ha sido como una especie de vacuna para todos los que son aficionados txuri-urdin. Con su valiente propuesta nos ha permitido sonreír un poco, como si fuera un oasis en medio del desierto. Y eso, ademas, ha llegado acompañado por la clasificación para jugar una final de Copa del Rey tres décadas después. Y una clasificación para la fase de grupos de la Europa League agónica, pero muy emocionante y celebrada en casa del Atlético de Madrid. Y también nos ha permitido volver a soñar con ganar la Liga. Si una vez lo fuimos, ¿por qué no se puede repetir? Suena a utopía, pero al menos nos ha devuelto la sensación de que es posible. Ha sido bonito volverse a ilusionar con algo así, viéndole líder de Primera división durante siete jornadas. Pero no nos engañemos, la alegría no ha sido completa. Es imposible que lo sea si faltáis vosotros, los aficionados. Con las gradas vacías nada es lo mismo. Podría decirse que cualquier parecido a lo que es (y debe ser) el fútbol es pura coincidencia. Ya sé que es por una razón de fuerza mayor, que el coronavirus no merece una pataleta por esto; pero mi mayor deseo es que el bicho nos deje tranquilos lo antes posible en este 2021 y que así podías volver a llenar de vida el Reale Arena. Solo entonces disfrutaremos con plenitud de todo lo que nos está dando esta Real.

Mientras tanto, disfrutemos de la victoria en San Mamés. Tan merecida como deseada. Que hacia mucho tiempo que no sentíamos esa sensación de ganar, tan importante siempre. No fue el triunfo más brillante de cuantos nos ha regalado la Real en este inolvidable 2020, pero sí bien trabajando y peleado. Un partido práctico, aprovechando la ocasión que tienes, después de una jugada bien trenzada y un remate de raza de Portu. Una victoria que nada tiene que ver con lo visto hasta ahora, cuando machacabas a los rivales y luego no lo aprovechabas, fallando innumerables ocasiones. Y empatabas o perdías. Esta vez no. Hay que aprender a ganar también así. No siempre se va a ganar brillando. La Real supo sufrir, supo juntarse y replegarse, anulando al Athletic, que casi ni apareció; pero también pegar cuando requería la situación. Y ganar, apoyados en un inconmensurable Jon Guridi, un bregador innato que rindió su particular homenaje al tristemente fallecido esta semana Gaztelu, a quien recordó con su trabajo en Bilbao. Tres puntos de oro para todo lo que viene. Aunque el derbi queremos ganar es el de julio, el de esa final aplazada de la final de Copa. Y en medio del triunfo hay que tener un recuerdo muy especial para Eusebio Sacristán, hospitalizado por fuerte golpe en la cabeza. Guste más o menos, dejo su huella en la Real. ¡Mucha fuerza, Eusebio! Pronto ganarás también este partido. Te lo mereces.