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Caso Trippier: un Fair Play muy British

Hace año y medio que Trippier fichó por el Atlético. Poco antes de hacerse oficial, un cuñado apostó a esa posibilidad mil libras, que multiplicó por diez. Ahora la federación inglesa (FA) ha decidido imponer al jugador una suspensión por 10 semanas, de la que el perjudicado es el Atlético. Si estaba o no Trippier en el ajo es algo que el club no puede saber, porque el fundamento de la sanción no le ha llegado. Sólo conoce el comunicado sobre la sanción que la FA colgó en su propia web. Sí sabe, previa consulta a la FIFA, que la sanción es extensible por ser cuestión de ‘integridad’, apartado este que incluye las apuestas y el racismo.

El asunto es muy chocante y más discutible. Esa inflexibilidad con las apuestas de los futbolistas sobre temas que atañen a su actividad está concebida para impedir toda tentación de alterar resultados que puedan tener. En ese sentido, es justa y necesaria. Pero un cambio de club no altera ningún resultado, es algo que sólo atañe a su vida personal. Y no hay por qué considerar raro que el círculo familiar de un futbolista conozca su cambio de club (y de país) antes de que se haga público. Así visto, choca esta sanción draconiana, que impide no sólo jugar, sino hasta pisar las instalaciones. No puede entrenarse con el equipo.

Hay más: la sanción está emplazada en unos meses en que la selección inglesa, de la que es habitual, no juega. No lo hará hasta tres semanas de cumplida la suspensión, un plazo bueno para recuperar la forma. El Atlético, mientras, lo pierde para 13 partidos, lo que incluye uno de Champions contra el Chelsea. En fin, una exhibición de devoción por el Fair Play muy en modo British. El Atlético solicitará a la FIFA una cautelar, pero con poca esperanza. De momento, el chico no se entrena, por si acaso. La Federación está con el asunto y algo podrá hacer, porque todo huele a ultraje de la FA a un club español.