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¿Os acordáis del juego mortal de la ruleta rusa en que cada participante colocaba una bala en el tambor de la pistola, giraba el cilindro, apuntaba el cañón en su sien y apretaba el gatillo? Pues así es como me siento cada vez que veo un partido de fútbol esta temporada. Es cuestión de suerte cuántos futbolistas van a caer lesionados cada partido y no me refiero a los típicos tirones musculares, sino a lesiones serias que los van a dejar fuera varios meses. Además, con la gran incógnita de si a la vuelta, recuperarán el nivel que tenían antes.

Esta ruleta rusa está tal vez influida por la falta de una correcta pretemporada, un calendario muy apretado y por un bicho que no da tregua. Algunos equipos se quedan sin jugadores titularísimos como Piqué, Bardhi, Iborra… por mucho tiempo. Incluso para algunos clubes este revolver está cargado con más de una bala como es el caso del Villarreal que cuenta con siete bajas, dos de ellas de larga duración. A estas alturas ya pasamos de los 200 lesionados. Algunos futbolistas repiten lesiones, otros se incorporan a la lista de bajas. Hay de todos los tipos: meniscos, ligamentos y los más frecuentes los pinchazos musculares. Todo debido a la fatiga.

La Liga, la Selección, la Copa de Europa y ahora la Copa del Rey, no deja descansar a los jugadores y al final como dijo el jugador del Manchester City, De Bruyne: "El cuerpo tiene su límite, si no lo respetas se rompe, pero nadie escucha a los jugadores". Al menos en España continuamos con los cinco cambios para proteger a los jugadores y que el espectáculo no decaiga. En cambio, en la Premier, este verano, votaron para volver a las tres sustituciones, algo que a Guardiola no le gustó nada, porque el técnico veía venir que la carga de partidos se iba a cobrar muchas víctimas.

Las lesiones y el cansancio mental no benefician a nadie. Todo repercute negativamente en la máxima del fútbol: "Generar espectáculo". Lo podemos ver cuando un equipo consigue avanzarse en el marcador por un gol y rápidamente se resguarda para evitar gastar mucha más energía de la necesaria. Así se producen menos llegadas, menos vistosidad en el juego y al final menos goles que es lo quieren ver los aficionados. Esta temporada LaLiga no deslumbrará por su gran juego. Los equipos ajustarán su estilo por el temor a desgastarse antes de mayo y la intensidad dará paso al control.

La Champions por su estructura, se convertirá en un test de resistencia antes que en la mejor competición de fútbol del mundo. La ganará no quien tenga mejores jugadores o el entrenador más inspirado, sino quien tenga más futbolistas de la primera plantilla en el banquillo. Solo hay que ver como está el Liverpool. Tanto en el fútbol como en la ruleta rusa todo es cuestión de suerte y en una noche pueden cambiar muchas cosas. ¡Alea iacta est!