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No ganó Lewy, ganó el Bayern

Cada año, la FIFA premia a un jugador individual por sus méritos en un deporte de equipo como es el fútbol. No tiene nada reprochable. Este mundo suele ir de estrellas y estrellados, pero este jueves, cuando tuvo que quedar comprobado que sobre el césped no hay estrella que pueda brillar por sí sola, no ocurrió. Los focos se centraron en Lewandowski, flamante ganador del The Best. Normal. Pero el que sabe de esto se deberá haberse quedado perplejo con los demás galardonados. Klopp en vez de Flick como mejor entrenador. De Müller ni rastro. La gala en Zúrich debió convertirse en la gala del Bayern y en una demostración de lo que siempre fue y es el fútbol: once jugadores que se hacen mejores el uno al otro. Jugadores, un equipo que hizo al Bayern campeón.

Lewandowski marcó 31 goles en la Bundesliga porque Müller firmó 21 asistencias. Y Müller cerró la temporada como máximo asistente de la élite alemana porque Flick le rescató del ostracismo al que estaba condenado bajo las órdenes de Kovac. ¿Y Neuer? No hay palabras que describan su año. A diferencia del tenis, por ejemplo, el fútbol es un puzle. Todas las piezas tienen que encajar para que haya éxito, tanto a nivel colectivo como individual. Y eso ocurrió con el Bayern. Está claro que Lewandowski, también, resolvió partidos en los que sus compañeros anduvieron de capa caída. Igual que Messi en Barcelona, estrella que se diluye al ritmo que se diluye la de su equipo. Fútbol. Aunque Messi siga en el podio de la FIFA.