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Regresa el 'heavy metal' del Madrid

El derbi es un partido que carece de escondites. El que lo juega debe salir al campo como si no hubiera mañana, meter la pierna con nobleza (y fiereza), forzando sus propios límites físicos y jugando con el entusiasmo de un aficionado. El futbolista que entiende todo eso sin pestañear pasa la ITV para jugar el derbi. Es el partidazo del año porque en la carnicería, en el quiosco, en la panadería, en el Metro o en el bar de la esquina siempre acecha el enemigo (los llamados 'indios' en este caso) para tocarte la moral en caso de que los míos (los 'vikingos') hayan obtenido un resultado desalentador.

Por eso, Zidane puede respirar tranquilo tras haber recuperado esta semana a la banda de heavy metal que hay en su vestuario. La formada por Sergio Ramos como vocalista (en plan Brian Johnson, de AC DC), con Carvajal en la guitarra marcándose unos punteos que seguro que harán temblar a Carrasco y Luis Suárez cuando se acerquen por sus dominios, y dejando a Fede Valverde la batería, que golpeará con toda su fuerza en la segunda parte si Zidane necesita de sus añorados servicios. Que se lo digan a Morata y a todos los atléticos cómo les dejó sin Supercopa en Yeda con una entrada severa sólo al alcance de los jugadores comprometidos con la causa.

Ese heavy metal era lo único que le faltaba a este equipo para sintonizar con el aficionado. El arte de Kroos en el pase, la calidad de Varane desde atrás, la magia de Benzema arriba... Todo muy bonito. Pero cuando toca comerse al rival en las disputas, cuando hay que apretar los dientes para amedrentar al rival y cuando hay que ir a por los balones divididos con los ojos abiertos, ahí siempre aparecen tipos bragados como Ramos, Carvajal y Valverde. Testosterona con botas. Mentes de acero. Gente ambiciosa hasta lavándose los dientes en casa. Madridistas...