El Gladbach hace historia rezando

Rezar. Fue lo que hizo el Gladbach después de que un Real Madrid, herido, le pasara por encima en un partido que se antojaba histórico. Lo fue. No por méritos propios, sino por las tablas entre Shakhtar e Inter en el duelo paralelo. Un tanto de italianos o ucranianos hubiera privado al Borussia de su primera clasificación para octavos de Champions en la historia, pero el destino fue justo. Merecieron más los de Rose en la ida ante Inter o Madrid, por lo que su pase a octavos es el justo premio a un proyecto que lleva más de una década en marcha. Se fueron Reus, Xhaka o Ter Stegen. No quedaba otra. Había que llenar las arcas de un club que, por muy poquito, se va a quiebra. Pero llegaron Plea, Thuram o Neuhaus para mantenerlo arriba. En el escalón más alto de su historia europea.