No le cortaron las alas

La muerte de Diego Armando Maradona nos conmocionó a todos, no solo al mundo del fútbol. Las circunstancias de su muerte, las fotos miserables del cadáver, los incidentes en su despedida multitudinaria fueron como su vida, UN EXCESO. Su talento y su calidad futbolística no fueron normales, fueron más que extraordinarios, fueron los de un D10S del fútbol. Excesivos también fueron sus comportamientos, relaciones y adicciones. Su trayectoria personal que la juzgue el que quiera y pueda. Por lo que hizo en el césped, enorme gratitud por el exceso de magia que nos regaló.

Al Real Madrid, a pesar de los tropiezos y los desVARíos, no se le puede dar por muerto ni en la Liga ni en la Champions. Después de sumar en Europa un solo punto en las dos primeras jornadas, ha sumado los seis en las dos últimas, frente a un rival histórico, el Inter. Con muchas bajas y augurios de debacle jugaron en equipo, muy juntas las líneas, con ayudas y coberturas constantes, con un centro del campo en el que Modric y Kroos marcaron el ritmo del partido y en el que también destacaron, entre otros, dos jugadores, de los que algunos piensan que no son para el Madrid: Nacho y Lucas Vázquez. También cumplieron, a pesar de la derrota, frente al Alavés.

Ramos y Casillas, con la Champions en 2014.

En los dos primeros capítulos de la serie Colgar las alas hemos visto el lado más humano de una leyenda de nuestro fútbol, Iker Casillas. Sigue siendo el chaval de Móstoles y de Navalacruz. Campeón de Europa y del mundo de fútbol, y también campeón en humildad y cercanía. El hombre de las paradas imposibles, el que hacía rectificar a los narradores cuando cantaban gooool, porque todos veíamos gol y aparecía él, volando, para rechazar aquel balón que iba a traspasar la raya. Siempre recordaremos aquel gol de otro grande, también como persona, Iniesta, que nos llevó a la gloria, que quizá no habríamos alcanzado sin que Iker desviara aquel gol de Robben. En la memoria de todos los madridistas estará siempre el mejor gol de una final de Champions, el de Zidane. Pero quizá no sería tan importante sin los goles que Casillas no dejó subir al marcador en aquel larguísimo descuento en Glasgow. El mejor portero del mundo ha colgado las alas, que no se dejó cortar por ningún dedo de soberbia y cobardía.