¡Viva la Diez!

La muerte de Maradona ha cerrado un capítulo fundamental de la historia del fútbol. Un viejo mundo lleno de estrellas fugaces, héroes caídos, narraciones homéricas y luchas simbólicas. Al mismo tiempo que se desploma el antiguo balompié, germina otro, tal vez menos épico, pero con reivindicaciones reales y avances tangibles. Vivimos una época de doble cambio porque afecta tanto al deporte como a la sociedad: es el tiempo del fútbol jugado por mujeres. El maratón mediático de la muerte del 10 de Argentina eclipsó otras noticias de menor carga emocional, pero que son básicas para construir el futuro del fútbol en nuestro país. Hace unos días, Jenni Hermoso, la 10 de España, era nominada entre once jugadoras al premio The Best de la FIFA a mejor futbolista del mundo.

Por su forma de jugar y su excepcional talento, podría ganarlo. Hay un secreto en su cabeza del que sólo ella tiene la llave y es la magia indescriptible de sus pases filtrados. Además, su radio de acción es muy amplio, juega detrás de la delantera centro, pero se abre con frecuencia a las dos bandas y resulta dificilísimo que sea detectada por el radar de los equipos rivales. Siempre está en el lugar donde pasan las cosas en el campo, lo que quiere decir que es ella quien hace que pasen las cosas. Además, protege muy bien el balón de espaldas y es rarísimo que pierda la pelota, a veces, incluso con dos o tres contrarias encima.

Jennifer Hermoso.

Cuando juega, el tronco siempre erguido, cisne en carrera sobre el lago verde de hierba, puede oírse el rumor de su cabeza mientras busca la mejor solución. Altamente creativa, ofrece inteligentes recursos de gama alta: caños, taconazos, regates, golpeos sutiles cuando llega en velocidad, chutes brutales cuando está quieta… Es rápida, pero jamás transmite urgencia. Y siempre, siempre se ofrece a sus compañeras para recibir la pelota; es una de las jugadoras del mundo que mejor se perfila; tal vez por eso, sin ser delantera, ha sido tres veces Pichichi de la Liga. ¡Viva la Dieza!