El derecho de Manu Vallejo y el virtuosismo de Januzaj
Cuestión de justicia
Se volvió a levantar el Valencia, que no se entrega nunca. El logro del empate contra el Alavés, que pudo ser mayor todavía, no responde a ninguna eventualidad. Es el equipo de LaLiga que más puntos ha sumado, ocho, tras ir perdiendo. La dirección de campo de Javi Gracia resulta inmejorable. Su intervencionismo y toma de decisiones acostumbran a provocar la reacción del Valencia. La aparición de Manu Vallejo (23 años) en Mendizorroza se encargó de revolucionar el guion con sus movimientos entre líneas. Jugó al primer toque, se ofreció en los intervalos libres y cargó el área en el momento que tocaba. Las 21 acciones con balón que completó, gol incluido, le convirtieron otra vez en el agitador por excelencia. Con tres goles, es el suplente más realizador del campeonato, pero su trascendencia empieza a merecer más minutos. Apenas suma una titularidad, privilegio muy escaso que no respeta su condición actual.
La habilidad
El fútbol es de los futbolistas. La perogrullada de la frase viene a cuento porque a veces tiende a olvidarse. El liderato de la Real Sociedad duerme en la confluencia del talento de un grupo tan bien dirigido por Imanol. Es un equipo en el que apetece jugar, fuente de estilo y talante ofensivo, con fondo de armario y hambre de éxito. En Cádiz se quedó en el banquillo Portu, tampoco brillaron Mikel Merino y Oyarzabal, pero el ejercicio de virtuosismo de Januzaj (25 años) encaminó a la Real hacia el triunfo. La sofisticación de su juego, cargado de detalles técnicos, descolocó el aparato defensivo del Cádiz. Da igual que perdiera 28 balones, porque esa estadística no refleja qué hizo y dónde y cómo lo hizo. Fue efectista y efectivo.
El principio de algo
Nunca sobra el tiempo en el fútbol, pero lo va a necesitar Eduardo Coudet en el Celta. El complejo estreno ante el Sevilla divulgó la influencia de la filosofía del técnico de Buenos Aires en el comportamiento del conjunto celtiña. Aunque no le alcanzó para puntuar, rendido por sus penurias en las áreas y el apagón físico final, se anunció lo que quiere Coudet. El 4-1-3-2 como dibujo y una mayor ambición regeneraron la propuesta del Celta, más afilada que con Óscar. Quiso presionar, distribuir mejor los espacios y llegar con más jugadores arriba. Por la derecha —41% de ataques— se vio a un Hugo Mallo de épocas pretéritas al que Brais le dejaba el carril abierto. Quitando el duelo contra el Elche, fue el partido en el que el Celta acumuló más disparos (10) y más ocasiones claras (4) como visitante. Es un inicio al que agarrarse.
Ser para ganar
La buena puesta en escena del Levante ante el Elche, premiada con el gol de Melero, se quedó a medias por carecer de continuidad. Por el perfil de sus jugadores necesita del balón. Sin la pelota es un equipo vulnerable. La obligación de ganar le pasó factura en el segundo tiempo y propició la progresión de un Elche que se adueñó de la posesión —56,5% en el partido, con picos superiores al 80% en los primeros 15 minutos tras el descanso— hasta encontrar la igualada en el balón parado que remató Tete Morente. El Levante no se puede olvidar de lo que es si quiere poner tierra de por medio con los puestos peliagudos de la clasificación.