Werner y las dos balas del Bayern

Más de un año sin perder. La nueva Alemania de Löw, de la que ya dijimos antes del partido de ida que estaba inmersa en un proceso de regeneración, no conoce la derrota desde la reanudación del fútbol tras el confinamiento. De hecho, no cae desde septiembre del año pasado en un 2-4 frente a los Países Bajos. Acumula pues doce partidos invicta y claramente ha mejorado sus registros con respecto a la primera edición de la Nations League, en la que acabó última de grupo.

Tres puntas y mucha movilidad. Aunque varía el sistema a menudo, lo que no suele cambiar es la configuración del ataque con tres piezas dinámicas y sin un delantero centro de referencia. Timo Werner, el que más se podría parecer a esta definición, es un punta que cae a los costados, baja a recibir y tira desmarques al espacio. De hecho, no es nada raro que Löw lo ubique partiendo desde el sector izquierdo y que incluso prefiera a Gnabry, un teórico extremo, como falso nueve. Sané está siendo recientemente el otro elemento de un tridente que puede manifestarse de diferentes formas: con un enganche y dos puntas móviles, con dos mediapuntas y un nueve e incluso con dos extremos abiertos y un ariete.

Menos juego sin Kimmich. Instalar al joven medio centro del Bayern en el corazón del juego fue una de las premisas fundacionales de la nueva era del equipo nacional alemán tras la revolución que acometió después del Mundial de Rusia. Su lesión deja a Löw sin el organizador del momento y le impide formar una pareja especialmente creativa junto a un Kroos que regresará ante España tras cumplir sanción el sábado en la victoria frente a Ucrania (3-1). Gündogan, que ya fue titular ante los de Shevchenko, podría repetir como pivote, con Goretzka algo más adelantado para aprovechar su capacidad para llegar desde segunda línea. El que se caería sería Koch, el polivalente defensor o medio centro al que firmó el Leeds de Bielsa este verano procedente del Friburgo y que inició la acción del segundo tanto en el último triunfo. Koch le estaba permitiendo a Löw pasar de la línea de tres centrales a la defensa de cuatro con mucha facilidad por su adaptabilidad a dos posiciones diferentes.

Nuevo lateral izquierdo. En esta especie de casting permanente para encontrar un carrilero por el sector zurdo que se afiance en la posición, este parón de selecciones ha proporcionado un nuevo nombre: el de Philipp Max, recién fichado por el PSV procedente del Augsburgo. Sus dos primeros partidos han resultado prometedores: es un puñal, centra bien y casi todas sus incursiones generan peligro. Llegó tarde a la élite y a la selección –ha debutado con 27 años– pero ahora mismo ha adelantado a Marcel Halstenberg, Robin Gosens y Nico Schulz, los tres candidatos anteriores que jugaron en esta posición y que no han entrado en la presente convocatoria.

Waldschmidt ya está aquí. El máximo goleador de la última Eurocopa Sub-21 fichó por el Benfica en verano y, lejos de caer en el olvido de la selección por su salida de Alemania, empieza a ser un habitual en las listas de Löw. Se ha estrenado ya marcando en dos amistosos y ahora busca su primer gol con la absoluta en partido oficial.