Ganar, ganar y volver a ganar; ¡Y sin VAR!
A España sólo le vale ganar hoy si quiere jugar la final a cuatro de la Liga de Naciones. Siempre apetece ver un España-Alemania, pero es mucho más atractivo si hay en juego algo más que el prestigio y la honra. Lo mejor de esta competición es que no son partidos amistosos y, sobre todo, que no se utiliza en ella el Video Assistant Referee, el famoso VAR que ya se ha hecho de la familia del fútbol, pero que sigue siendo un extraño, uno de esos cuñados pesados, y a muchos futboleros les gustaría que desapareciera. Ver los partidos sin VAR después de dos años viéndolos con VAR es una maravilla. No hay celebraciones de goles en diferido ni hay disparidad de criterios a la hora de usarlo. Eso de que el VAR ha venido para quedarse provocó que hasta los poco o nada partidarios del videoarbitraje se mentalizasen para incluso defenderlo en beneficio de su amado fútbol. Pero ante tamaña invasión y tal falta de criterio, el deseo de muchos es que el VAR pudiera irse por donde vino.
En la final de hoy ante Alemania no hay VAR. Eso es bueno. A la España de Luis Enrique sólo le vale ganar. El otro día ante Suiza hubo algún detalle del seleccionador que preocupó como que saliera sin nueve, teniendo a Morata y Gerard, que sacara a Adama por la izquierda, a pierna cambiada, cuando es un extremo para jugar siempre a pierna natural, que no se enterara de que habían expulsado a uno de Suiza o que reabriera el debate del portero. Hoy seguro que anda más fino Lucho.