Lo malo y lo peor
No están siendo tiempos fáciles para el Real Madrid. Lesiones y positivos de COVID-19 aumentan aún más las dificultades existentes. A Hazard le toca siempre la bola negra en la ruleta del infortunio. Ojalá pronto cambie su suerte y por fin veamos al jugador que fichamos, un futbolista del más alto nivel. Los partidos frente al Cádiz, el Shakhtar y el del pasado domingo frente al Valencia han puesto de manifiesto realidades que hay que conocer y asumir para no equivocarse y buscar soluciones. El inicio del partido en Mestalla ha sido en el que más cómodo y superior se ha visto al Madrid. Con todo respeto a sus jugadores, este Valencia, diezmado por la gestión de sus dirigentes y para desgracia de sus seguidores, no tiene nada que ver con el de otras épocas. El Madrid ha perdido contra un equipo que, salvo Gayá, no está al nivel de los Claramunt, Mendieta, Fernando, Kempes, Villa, 'Piojo' López y tantos otros futbolistas que han pertenecido al equipo che.
Cuando encajas cuatro goles, tres de penalti y uno en propia meta, no has tenido suerte. Si además uno de los penaltis no ha sido y el autogol viene precedido de una falta clarísima a Asensio, hay razones para quejarse, pero esos desVARíos no pueden ocultar, como hacen otros, los problemas que existen. Zidane, al que hay que reconocer gran mérito en los muchos éxitos obtenidos, no es infalible. El mayor reproche, casi unánime, que se le hace es no poner a los mejores en cada partido. No se entiende que no jugaran de inicio Mendy y Kroos, éste con más motivo no teniendo a Casemiro. El mayor error, no es tanto en los nombres, es haber jugado solo con dos centrocampistas. Ni Isco ni Asensio lo son. El Madrid necesita jugar al menos con tres centrocampistas. Isco, uno de los más señalados, es un futbolista de mucha calidad, pero que en el centro del campo se pierde. Es un mediapunta que, jugando arriba, cerca de Benzema, aporta pase, desborde y pegada.
Es malo que el entrenador se equivoque, pero es peor pensar que si no alinea a los mejores, a los 'titulares', los que les sustituyen no tienen calidad suficiente para imponerse a un Valencia repleto de chavales sin experiencia, a un Cádiz recién ascendido o a un Shakhtar con media plantilla ausente por COVID. Eso es mucho peor.