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El Madrid y Hazard recuperan emociones antiguas

Ahora todo son risas pero, para valorar mejor la plácida victoria del Madrid ante el Huesca recomiendo imaginar el escenario opuesto. Viajar a ese último minuto del partido en el que los merengues pierden el oremus contra algún equipo menor del campeonato. Abrir los ojos y amanecer, de repente, en mitad de ese sindiós de centros al bulto, remates fofos y agónicas carreras hacia ninguna parte. Tomar el ascensor, subir hasta la última planta y conocer durante unos instantes ese rascacielos en llamas que es el madridismo en la derrota. Nada de eso sucedió ayer en el Alfredo Di Stéfano. Antes del duelo fundamental contra el Inter, el Madrid destrozó a un buen Huesca y supo encontrar buenas noticias por el camino.

Son las emociones antiguas a las que les tenemos más cariño. Por ello, Hazard y el Madrid recordarán esta sobremesa agradable frente al Huesca durante un buen tiempo. 392 días después, el mediapunta belga fabricó un gol. ¿Sólo un gol? Que su tímida celebración no nuble la pureza maravillosa de la jugada. Hazard decidió que los veinte metros que le separaban de la portería de Andrés cabían en apenas tres gestos. Controló, protegió la pelota con el cuerpo y la mandó a cobrar con un zurdazo seco y colocado. Todo en una baldosa, como los madrileños viejos. El tanto tuvo además un valor doble porque llegó cuando más obtuso andaba el equipo. Es por tanto una noticia fabulosa para el belga pero, más aún, para el madridismo. Hay en ese latigazo salvador un eco de lo perdido tras la marcha de Cristiano Ronaldo.

El Real Madrid no fue mejor que el Huesca en la primera parte. Los de Míchel inquietaron a los blancos como lo han hecho tantos otros. Bajándole el ritmo al partido y evitando riesgos con un juego cartesiano y en ocasiones valiente. Con la calidad nítida de Ontiveros y el colmillo de Rafa Mir asomaron la patita pero no bastó. Delante estuvo el sobrio y constante Madrid del anterior curso. Más allá del golazo y del casi meme de Vinicius y Benzema, el Madrid se debe quedar con la jugada del 2-0. Vimos ahí su ataque más fluido en mucho tiempo. Hazard en el origen, Benzema en la elaboración y Valverde martilleando desde atrás. Una brisa de emociones antiguas.