El Madrid y el Barça, tal para cual

Al petardazo del Madrid ante el Cádiz respondió el Barça con uno de aproximadas proporciones en el Alfonso Pérez. Y no digo las mismas porque una cosa es en casa y otra fuera, y porque en el imaginario general el Cádiz es menos que el Getafe, aunque después de lo de ayer hay que mirar al Cádiz con otros ojos. Porque parte de la explicación del resultado del Alfredo Di Stéfano, hasta ahora invencible, fue el gran juego del Cádiz. Estupendo en despliegue rápido y llegada en la primera mitad, en la que mereció más ventaja, e igual de estupendo en la segunda en la otra asignatura, la de aguantar. Sobresaliente en letras y en ciencias.

Impresionó la seguridad del Cádiz, y sobre todo el estado de Negredo, que dio un curso. Claro que a eso le ayudó Zidane con una alineación imprudente, que tuvo que rectificar con cuatro cambios en el descanso. Con Kroos de mediocentro le fue fácil a Negredo encontrar espacios y el equipo lo aprovechó. A eso hay que añadir que Marcelo ya no sólo es un agujero atrás, sino que arriba no aporta, y que en general el grupo estaba entre desganado y atacado del virus FIFA. Casi nadie cumplió. Se pueden valorar las intentonas de Vinicius y Benzema y poco más. Un mal partido de un equipo que no tiene el fondo de armario de otros años.

Ídem de ídem el Barça: virus FIFA y murria. Griezmann jugó por el centro y falló un gol, lo que alimenta su polémica con Koeman, que le sacó de la banda quizá para ponerle en evidencia. Pero no fue Griezmann lo único malo en el Barça, que no saca más consuelo que poderse quejar del árbitro por el codazo a Messi que provocó un tuit incendiario de Laporta, añorante del tiempo en que supo cultivar la mirada grata de los árbitros. En suma, dos descalabros en puertas de Europa y del Clásico, que unidos a la caída del Sevilla en Granada hacen la felicidad del Atlético, que sacó 12 puntos: los 3 suyos y los 9 perdidos por sus tres rivales.