Alarma en el Giro

La segunda ola de la pandemia ha inundado de dudas al Giro y, en definitiva, al desarrollo del ciclismo. La exitosa burbuja del Tour despertó un optimismo que languidece después de la primera semana de la ronda rosa. En Francia sólo hubo positivos aislados de auxiliares en el seno de los equipos, lo que generó ciertos estados de incertidumbre, pero sin consecuencias graves. La Grande Boucle llegó a París sin que la COVID modificara el transcurso de la carrera ni el resultado deportivo. El problema de Italia es que el virus sí ha saltado al pelotón, lo que, de entrada, ya supone una alteración de la competición. Por un lado se han retirado dos equipos al completo, el Mitchelton y el Jumbo, que venían a la corsa con dos gallos principales, Simon Yates y Steven Kruijswijk. También ha quedado muy tocado el Sunweb con la perdida de Michael Matthews, uno de sus ciclistas más relevantes y un sólido apoyo para Wilco Kelderman, que ocupa la segunda plaza. El desangelado escenario se completa con las anteriores bajas por caídas de Geraint Thomas y Miguel Ángel López.

Al margen del impacto deportivo, estos positivos han dejado la triste sensación de que el Giro de Italia podría no llegar a Milán si el virus se ha extendido por el pelotón. El mensaje lanzado por Mauro Vegni es que todavía no hay motivos para frenar la carrera, pero lo que nadie puede asegurar es hasta cuándo durará ese todavía. El tambaleo del Giro también hace girar la vista a la Vuelta, que asoma el próximo martes, aunque, por mirar el lado bueno, que lo hay, la peligrosa situación italiana puede revertirse a favor de la ronda española, si los integrantes de su burbuja anotan la importancia de extremar las precauciones. Unipublic anunció que las metas en alto tendrán restringido el acceso de público, bajo el eslogan #LaVuelta20EnCasa. Cualquier mínima relajación puede ser fatal.