Siempre es un gusto escuchar a Busquets, quien se prodiga poco públicamente por su extrema timidez. Pero cuando habla no suelta una palabra hueca, y sin levantar la voz consigue que se le escuche. En los últimos meses Sergio (como él quiere que le llamen) ha recibido muchas críticas porque su nivel de juego ha bajado. Es verdad. Pero el descenso ha sido del sobresaliente al notable, no mucho más allá. Además, a él siempre le costó arrancar. Tiene motor diesel, y su máximo rendimiento no suele llegar antes de terminar el primer trimestre de la temporada. De modo que paciencia.

Pero también pudiera ser que, efectivamente, esté en la cuesta abajo. A todos nos pasa. Para saberlo habrá que esperar, aunque personalmente me inclino a pensar que, simplemente, ha tenido un bache físico resultado de su entrega en el juego. En todo caso, a Busquets nunca le veremos bajar en rodada. Para él sería más cómodo soltar lastre con España, que suma partidos a sus piernas. Pero no lo veo. Hay jugadores, como Iker Casillas, que dejaron el fútbol sin dejar la Selección, y hay otros que han dejado la Selección sin dejar el fútbol. De estos últimos hay más, y ahí están para demostrarlo los casos de Piqué, Silva, Iniesta o Xavi, por poner cuatro ejemplos recientes. A Busquets le veo más cerca de la posición de Iker que de la de los otros. Como también, dentro de mucho, a Sergio Ramos.