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Un triunfo solidario. El fútbol no siempre es un homenaje a la belleza y al espectáculo. No siempre podemos ver jugar al Madrid de Di Stéfano o al de la Quinta del Buitre, a la Hungría de Puskas, al Inter de Luis Suárez, al Ajax de Cruyff, al Bayern de Beckenbauer y Maier, al Milán de Sacchi o al Liverpool de Klopp. El fútbol también brilla desde el espíritu solidario de un equipo, empeñado en sacar máximo partido de sus posibilidades y entendiendo el contexto en el que estamos. Suiza es un rival incómodo, jugar en Valdebebas sin público y con una noche fría y ventosa no ayuda a tirar cohetes artificiales y los jugadores vienen de una pretemporada casi sin vacaciones y acumulan minutos y partidos en un calendario apretado por los efectos colaterales de la maldita pandemia. Conclusión: los tres puntos sumados ante los helvéticos saben como un puchero en mitad de la Antártida. Muy valiosos y meritorios porque se involucraron todos los hombres de Luis Enrique en su afán por sacar este proyecto adelante. Y ahí estamos, líderes del grupo por delante de la poderosa Alemania, que ante los suizos hizo tablas. Valoremos este 1-0.

Desde La Concha. Por eso estos partidos se deciden por pequeños detalles. El triunfo se basó en el paradón de David de Gea a Loris Benito (la madre del suizo es gallega, de Pastoriza) y en la conexión casi inmediata que dio pie al gol de oro. Merino aprovechó una torpeza de Sommer, un portero pintón y polifacético (es modelo y gastrónomo), pero al que también le apasiona la música y las clases de canto. Doy fe. Su cantada permitió a Mikel Merino robar la pelota, tirar un caño y asistir a su compañero y tocayo Mikel Oyarzabal. Gol de pillo, gol de nueve. La conexión Donosti fue definitiva.

Los veteranos. Me gusta el espíritu industrioso y comprometido de los veteranos de esta rejuvenecida España. De Gea, Ramos y Busquets fueron de lo mejorcito del equipo. Son competitivos y no se cansan de mejorar su hoja de servicios con la Selección. Con ellos al frente iremos a la Eurocopa y ojalá a la ‘Final Four’ de esta Liga de Naciones, cuyo formato mola.

La última derrota. Como bien nos recordaba Míster Chip, España lleva ya 33 años sin perder un partido en Madrid, esa ciudad maravillosa y acogedora que jamás pide nada y a la que todos exigen como si no hubiera mañana. Pero La Roja siempre se sintió a gusto aquí, en la tierra del chotis y de los churros mañaneros en San Ginés. Recuerdo esa última derrota. Fue ante los ingleses en el Bernabéu. Yo tenía 21 añitos y fui como aficionado, aunque fuera un simple amistoso. Arranqué eufórico con el gol inicial de Butragueño, pero luego llegó una DANA con botas que nos fulminó sin piedad con cuatro goles. Así era Gary Lineker. España jugó con Zubizarreta; Chendo, Gallego, Arteche (DEP), Camacho; Míchel, Víctor, Gordillo; Carrasco, Butragueño y Ramón. Los pross tenían un once que asustaba: Shilton; Anderson, Adams, Butcher, Sansom; Hoddle, Waddle, Hodge; Robson, Lineker y Beardsley. Ufffff!!!

El espejo de Rafa. España tiene mucho de qué presumir. Por historia y por genética. El fútbol dejó su huella a lo grande con sus dos Eurocopas y el irrepetible Mundial de Sudáfrica. Pero este domingo nos pondremos 47 millones de nadales junto a la televisión para apoyar al deportista que nos representa a TODOS. Rafa tendrá 47 millones de corazones empuñando esta tarde su raqueta de acero. Con gente como Nadal, al fin del mundo...