A falta de Ansu Fati, Adama Traoré

Dos cosas a destacar de España en el partido de ayer: la primera media hora, en la que acobardó a Portugal, y el debut de Adama Traoré, una montaña de músculos que se proyecta a 40 kilómetros por hora, con capacidad de zigzagueo además. Extremo encarador, a lo clásico, capaz de desbordar una y otra vez. Bien España, pues, aunque con el déficit, otra vez y siempre, del remate. Ya le pasaba a nuestra selección gloriosa y le sigue pasando a esta, formada por jugadores todos buenos, de notable alto, sin ningún sobresaliente (salvo el eterno Sergio, que sólo jugó al final) pero con brío. El saldo fue un partido digno y un resultado grato.

Luis Enrique sacó lo que en otro tiempo se llamaría un equipo ‘experimental’, aunque en esta España en refundación no es fácil saber quiénes son titulares y quiénes no. Sergio Ramos marca el baremo sobre si en el partido se va a echar toda la carne en el asador o no, y ayer no salió hasta muy al final, sin duda para sumar su partido 173 y acercarse otro pasito a los 184 del egipcio Ahmed Hassan, empeño en el que Luis Enrique ha decidido ayudarle. En la meta estaba Kepa, al que el seleccionador tiró un oportuno cable. Los que esperábamos ver a Ansu Fati y João Félix nos tuvimos que conformar con unos minutos finales del segundo.

En esa media hora inicial deslumbrante de España, con presión y juego, la media Ceballos-Busquets-Canales cortó el bacalao y Olmo y Gerard lucieron arriba. Cuando España aflojó el ritmo, Portugal equilibró el partido y equilibrado siguió hasta el final. Adama Traoré inflamó de nuevo a España, con sus arrancadas imparables, pero al otro lado nos llevamos dos sustos en sendos cañonazos al larguero, uno de Cristiano y otro de Renato Sanches a pase de éste, que intervino poco pero sigue siendo un trueno. João Félix jugó poco y bien, aunque mandó al limbo un gol claro en el instante final, para nuestro alivio. Portugal no marcó, pero tiene más colmillo.