SERGIO GÓMEZ

Vinicius cuesta menos que la electricidad

Zidane muestra demasiada prudencia con Vinicius pero la revolución que protagoniza el brasileño cuando salta al campo merece un abrazo de confianza.

Sergio Gómez
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La sonrisa cuesta menos que la electricidad y da más luz. Quedaría en muy buen lugar si dijera que esta frase se me ocurrió en un chispazo de genialidad (muy escasos, por cierto), pero la leí en un sobre de azúcar hace años, en el bar de debajo de mi antigua casa en Legazpi. Son ese tipo de expresiones que se me suelen quedar grabadas, como esa taurina que asegura que "corrida de expectación, corrida de decepción”. No me pregunten por qué. El caso es que recordé ese proverbio del sobrecillo al ver la entrevista de Vinicius en Realmadrid Televisión. El brasileño es un jugador a una sonrisa pegado y eso contagia. Nos gusta estar rodeado de optimistas y atrevidos. Y así es el fútbol de Vini Jr.

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Este niño de 20 años está pegando el estirón a la misma velocidad que deja atrás a los laterales. No es sencillo para un chaval de Brasil, con solo un año en la élite, entrar en un vestuario como el del Madrid y ganarse a la plantilla. Tampoco es fácil ponerse la camiseta blanca y que el peso no sólo no le hunda la espalda sino que le agite. Ni tirar del equipo cuando muchos dimitieron hace dos temporadas. Ni mucho menos provocar chiribitas en los ojos del Bernabéu. Todo eso lo ha logrado Vinicius, capeando suplencias y mofas por su baja definición. Y no lo hace un cualquiera. No es Pelé, pero tampoco un meme.

Cada edad te da una percepción del mundo y Vini lo ve de color. “No tengo miedo de perder el balón y voy a seguir así. Este atrevimiento ayuda mucho cuando estamos perdiendo y empatando", dijo. Solo le falta que acompañe esa osadía con la madurez que dan los minutos y las cornadas. Frenar cuando corre como si el campo estuviera cuesta abajo, alzar la cabeza, pensar y definir. Algo que ha enseñado en los dos últimos partidos, porque todo se aprende. Es cierto que Zidane muestra demasiada prudencia con el brasileño, y que calcula las rotaciones a modo de Excel, pero la revolución que protagoniza Vinicius cada vez que salta al campo merece un abrazo de confianza. Darle permiso para el error. Porque ponerle de titular cuesta menos que la electricidad y da más luz.

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