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Vinicius hace virtud de la necesidad

Zinedine Zidane se refirió en términos inequívocos a la clase de partido que jugó el Real Madrid. Reiteró la condición de pretemporada que tiene esta parte del campeonato, la ausencia de preparación previa y la necesidad de probar sistemas, mientras los resultados lo permitan. Por ahora, lo permiten. Venció 1-0 al Valladolid, que no estuvo en plan pretemporada. Jugó bien, con armonía y empuje. Exigió dos intervenciones prodigiosas de Courtois, que está sembrado, y llegó al área del Madrid con una frecuencia inesperada.

Partidos como éste suele resolverlos el Madrid con poco juego y algún error palmario de su rival. Un doble descalabro en un despeje de la defensa del Valladolid terminó con la pelota en los pies de Vinicius, que estaba en fuera de juego pero aprovechó que la pelota llegaba de un contrario. Siempre acostumbrado a que se le juzgue como un mal definidor, Vinicius marcó con mucha calma.

Han sido numerosos los partidos que Vinicius ha ganado a su manera, varios de ellos frente a los mejores equipos de España y Europa. No es un goleador, pero hace goles. No es fino en los remates, pero persiste. Le falta una visión panorámica del juego, pero los laterales le temen. Saben que Vinicius volverá una y otra vez, con la velocidad, el descaro y el optimismo juvenil que el Real Madrid necesita ahora mismo.

Vinicius ingresó en el segundo tiempo, después de una mediocre primera parte del equipo. El Valladolid concedió un par de ocasiones y generó las mismas. Le faltó lo que tanto se achaca a Vinicius: serenidad para buscar la mejor solución en los metros finales. De lo demás se encargó Courtois, excepcional en su respuesta a un tiro raso, fuerte y venenoso que despejó en el suelo con los dedos. La otra intervención fue aérea: Raúl Carnero prefirió un cacharrazo por el primer palo a un sencillo pase a Weissman, que llegaba solo. El tiro fue muy bueno. El manotazo de Courtois con la derecha, impresionante.

Vinicius celebra su gol ante el Valladolid.
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Vinicius celebra su gol ante el Valladolid.SERGIO PEREZREUTERS

Tiempo de pretemporada, tiempo de laboratorio. En eso está Zidane, que eligió un 4-4-2 como dibujo. Jovic recibió su segunda oportunidad como titular. Mejoró la nota y remató más, pero todavía es un recurso en la delantera. No tiene pinta de titular en el Madrid. Benzema se colocó por detrás, en una posición que conoce perfectamente. Sin embargo, parece más cómodo cuando juega sin compañía en la punta de delantera, volanteando y despistando a los centrales, que terminan cazando moscas cuando el francés desaparece y reaparece en su territorio.

Como delantero de referencia, Jovic dio la impresión de tapar un ojo a Benzema. El equipo también vio menos de lo previsto. Los dos laterales (Odriozola y Marcelo) sufrieron en el capítulo defensivo. Isco tenía el aspecto de haberse levantado de la siesta antes del encuentro. Mantuvo un aire pesadote durante la primera parte. Le costó correr y pasar. En la pretemporada se perdona. En la Liga, no.

El encuentro pedía a gritos el 4-3-3, algo de pimienta, de agitación y de velocidad. Pedía a Vinicius. No fue el partido de su vida, pero transmitió la energía necesaria para subir la temperatura del Madrid, permeable durante todo el partido y desangelado en el primer tiempo. El joven extremo brasileño cumplió con el guion: el Madrid le necesitaba y él correspondió con el gol de la victoria. Todo lo demás fue mediocre.