El molde de Daniel Wass

El Valencia sumó en Anoeta tres puntos muy valiosos y un subidón de autoestima. Los logró con intensidad, sacrificio y VAR mediante, que se percató de una de esas mano del fútbol moderno que nadie había visto en el campo y que el reglamento la castiga. Lo hizo con una media de edad de 23,3 años, merced a una revolución de Gracia que entre otras medidas sentó (merecidamente) de principio a fin a Gonçalo Guedes.

Álex Blanco aportó trabajo; Yunus Musah se desfondó; Thierry Correia firmó su mejor actuación desde que llegó… y con Diakhaby y Hugo Guillamón se dejó la portería a cero (con ellos y con Jaume). La presión que ejerció el Valencia en la primera parte pilló a contrapié a la Real Sociedad y tras el descanso, cuando los donostiarras más apretaban, los cambios de Gracia (así como los cuatro de golpe que hizo Alguacil cuando mejor estaban los suyos) dieron un respiro en mitad del asedio y a su vez un arma que acabó siendo letal, como fue la decisión de Gracia de reubicar a Gayà de interior.

Lo dicho, Gracia y los futbolistas, jóvenes y noveles, vuelven reforzados de San Sebastián. El club, sus dirigentes, tienen ahora seis días aún por delante para estar a la altura de las circunstancias y dotarle de recursos al técnico navarro. El molde para los fichajes lo tienen en plantilla y lo vieron en acción en Anoeta: Daniel Wass. El danés es un futbolista que siempre suma y que sirve para un roto y un descosido, que en estos tiempos de fútbol en pandemia es una bendición para cualquier entrenador. Wass, del que nace la acción del gol de Maxi Gómez, no salió ni mucho menos caro (6 millones), cumple donde lo pongas, sabe en qué club está, es un veterano con físico de jovenzuelo y es respetado por los compañeros. Pero claro, para fichar a Wass hay que tener trabajado el mercado y Anil Murthy tiene la casa por barrer.