TOMÁS RONCERO

Hazard, una broma muy pesada

Otra vez fuera de la lista. El asunto empieza a ser cargante, irritante... El daño que le ha hecho al equipo ya no tiene solución.

Hazard, una broma muy pesada
SUSANA VERA
Tomás Roncero
Nació en Villarrubia de los Ojos en 1965. Subdirector de AS, colaborador del Carrusel y El Larguero y tertuliano de El Chiringuito. Cubrió los Juegos de Barcelona 92 y Atlanta 96, y los Mundiales de Italia 90, EE UU 94 y Francia 98. Autor de cuatro libros: Quinta del Buitre, El Gran Partido, Hala Madrid y Eso no estaba en mi libro del Real Madrid.
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Hazard, otra vez fuera de la lista. El asunto empieza a ser cargante, irritante. Ya sé que el próximo miércoles, en Valdebebas ante el Valladolid, y el próximo fin de semana, en Orriols ante el Levante, puede que por fin tenga minutos. Pero no me vale. El daño que le ha hecho al equipo ya no tiene solución.

El calendario de Liga deparó de arranque dos salidas exigentes (Anoeta y Villamarín) y resulta que el crack belga de los 100 millones de euros no ha podido echar una mano al equipo en ninguna de ambas. Y la culpa no es del tobillo. No. Es de su falta de compromiso en su período vacacional, que le hizo regresar igual que hace un año cuando fichó por el que creíamos el equipo de sus sueños. Con sobrepeso y totalmente fuera de forma. No hay por dónde cogerlo.

Si tras las vacaciones yo regreso a mi empresa y las primeras semanas no puedo reincorporarme en condiciones al trabajo por estar pasado de vueltas y sin mentalidad de esfuerzo, seguramente la empresa me abriría un expediente y me sancionaría. Lo de la nueva ausencia de Hazard ya pasa de castaño a oscuro.

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En el Chelsea nos enamoró a todos con su fútbol de vértigo, de regate diabólico y de internadas explosivas. Pero en el Madrid no tenemos noticias al respecto. Hay que tirar de hemeroteca y verle de ‘blue’ para disfrutar con su talento. De ‘white’ sólo sabemos que tiene un tobillo de alto riesgo con una molesta placa y unos problemas crónicos para coger la forma. Me siento engañado y frustrado por su falta de compromiso.

Un tío con orgullo le hubiese dicho a Zidane esta mañana en Valdebebas: “Míster, estoy cansado de mis errores. Al madridismo le debo un respeto. Lléveme a Sevilla que mañana me voy a dejar el alma ante el Betis”. Pues no. Sigo con mis sesiones fotografiadas en Valdebebas (ahora tiene mejor figura, sólo faltaba) y a ver otro partido de ‘mi’ Madrid por televisión en casita mientras mis compañeros se parten la cara por mí. Mal, mal, mal. Este no era el plan cuando se le fichó y metió a 50.000 ilusionados madridistas en el Bernabéu. Ser jugador del Madrid no es una broma. Y ésta empieza a ser muy pesada…

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