SANTI GIMÉNEZ
La última asistencia de Suárez
Luis Suárez es ya, oficialmente, historia del Barça. Historia con mayúsculas, de la que queda en el recuerdo y que el tiempo convertirá en leyenda. No puede ser de otra manera si estamos hablando del tercer goleador histórico de la entidad que ha firmado unos números escandalosos en seis temporadas. Y eso que llegó perdiéndose los primeros meses por sanción y al final le martirizaron las lesiones. Pensar el rendimiento que podría haber dado dar de llegar sólo dos años antes y sin sufrir problemas físicos da miedo.
Suárez llegó llorando al Barça y se fue de igual manera. Cuando firmó se emocionó porque finalmente recalaba en en el club en el que quería jugar, en el estadio que se coló un día siendo adolescente para poder verlo en persona. Y se fue también llorando y mordiéndose la lengua. Escenificando una salida elegante tras unas semanas muy abruptas.
Reconozcamos que no fue el final deseado pero vistas las circunstancias fue el mejor final posible. Sigue quedando, como si hablásemos de una novela de Agatha Christie, conocer el nombre del autor del crimen. Suárez dio indicios de que la responsabilidad es de Ronald Koeman, pero dio la sensación de callar más de de lo que sabía porque si Koeman apretó el gatillo, los autores intelectuales del despido fueron otros a los que tenía muy cerca en el acto de hoy (claramente insuficiente para un jugador de su calado, pero el Auditori estaba ocupado con fines electorales) y a los que no puede señalar porque son con los que ha pactado su finiquito.
La paradoja en la que se ha convertido el fútbol moderno la resumió Suárez con la frase "hay que respetar cuando te dicen que no cuentan contigo y cuando el jugador te dice que se quiere ir". Fue la última asistencia del uruguayo a Messi. Él no se quería ir y se marcha y el argentino, que quería marcharse, se queda.
Al final, el tiempo borrará estas cuestiones de decorado y quedará la leyenda de un tipo que se partió la cara por el Barça, que llegó llorando y se fue llorando y al que se le echa de menos desde hoy, porque su hoja de servicios no está al alcance de cualquiera.