Prueba de fuego ante el Betis de Manuel Pellegrini

Partido de envergadura el de este domingo del Real Valladolid en Sevilla. Por lo visto en la primera jornada en Vitoria, este Betis de Pellegrini tiene mejor pinta que el que deambuló por la Liga el año pasado de la mano de Rubi. El plantillón lo mantiene. Muchos y muy buenos futbolistas con altas fichas a los que el entrenador catalán que pasó por Valladolid desaprovechó en un auténtico fracaso de temporada. Pero lo normal es que el Betis reaccione y trate de pegar un golpe de timón con la presencia del entrenador chileno, que parece una garantía. Lleva dos años ganando allí de manera consecutiva el Valladolid de Sergio. Lo hizo con un gol de Antoñito ante el Betis de Setién y repitió la gesta el año pasado con goles de Guardiola y Plano. El objetivo de este partido es volver a repetir el éxito, y aunque el Betis es un rival a respetar, no podemos descartar otra buena actuación de un Valladolid que lejos de casa es un verdadero especialista en anular al contrario. Que se lo digan al eterno rival de los verdiblancos en la última visita pucelana al Sánchez Pizjuán.

Es importante que lo que veamos en Sevilla se parezca más al primer tiempo jugado ante la Real Sociedad que a la decepcionante segunda parte. Una vez más vimos a un Valladolid que juega peor cuando va ganando y que parece necesitar un par de banderillas para irse a por el contrario y demostrar que es capaz de mucho más que estar esperando agazapado en su propio campo. Y solventado el debate en la portería tras el positivo de Jordi Masip, es una incógnita saber si Sergio apostará por más cambios o tratará de repetir alineación. No espero variaciones en defensa y, a lo sumo, la posibilidad de que pueda entrar Kike en el medio campo por Michel y que Orellana se vaya a una banda para dar entrada a Weissman y jugar de salida con dos delanteros. Pocas sorpresas más hay que esperar.

Las plantillas siguen sin cerrarse y por tanto estamos en un periodo de campeonato desvirtuado. Faltan jugadores por llegar y sobran otros que deben salir. La última semana del mercado será una revolución y hasta octubre no quedarán definidos los proyectos. Mala decisión la de alargar tanto el mercado, como tantas malas decisiones hay en torno a nuestro fútbol en los últimos tiempos. El Valladolid sueña con traerse a Budimir, que no va ni convocado con el Mallorca, y el croata tensa la cuerda en la isla. Todos parecen condenados a entenderse. Y a la espera se está también de resolver situaciones como la de Roque Mesa, Yanko o José Arnaiz. Pero todos estos asuntos se culminarán, me temo, al filo del cierre del mercado, cuando a los clubes les lleguen los nervios. Con todos esos futbolistas cambiaría mucho el Valladolid. Sin ellos, estamos ante un Valladolid eventual que esperemos pueda dar lo mejor y situarse cómodamente en la clasificación.