El baloncesto también arranca

Dos meses y medio después de la resolución del título liguero, la competición ACB vuelve a saltar a la cancha, pero esta vez sin burbuja. La fórmula sirvió para solucionar el campeonato en Valencia, como un remedio excepcional para desbloquear la parálisis provocada por la pandemia, igual que le vale a la NBA para avanzar en sus playoffs de Disney, por idénticas razones. Pero el escenario ha cambiado. La Liga Endesa pretende arrancar dentro de una semana, en sus fechas, con un calendario tradicional, partidos de ida y vuelta, viajes por España. Por eso esta Supercopa que se celebra el fin de semana en Tenerife no se ha envuelto en una burbuja, porque lo que busca es emular, en lo posible, los mismos supuestos de baloncesto seguro que se van a repetir durante la temporada.

La Supercopa abre el curso con los mismos interrogantes que se le plantean a la sociedad. ¿La progresión de la pandemia permitirá un desarrollo normal de la competición? En el baloncesto profesional, como en el resto del deporte, incluso en cualquier actividad social, está plenamente asumido que habrá positivos, lo que obligará a aplazamientos y al encaje de fechas en los apretados calendarios del basket. Va a ser así prácticamente cada semana. Ya lo hemos visto estos últimos días en el fútbol: se ha anulado un amistoso Madrid-Rayo, se ha suspendido la concentración del Atlético… Haberlos, los habrá. Esa sí es la nueva normalidad. La clave está en estar preparados para ello y en que la situación no se desborde. Ese es el gran reto del deporte español en esta nueva temporada que comienza a andar. La primera ración es un Baskonia-Barça, que reedita la final de Liga, y un Tenerife-Madrid, con la ilusión de un anfitrión sin público. Mañana asoma la posibilidad del primer Clásico. Pero lo importante es que el balón comience a volar… Y se pare lo menos posible.