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Messi, la espantada se queda en espanto

La derrota de todos. Difícil explicar cómo una celebridad de dimensión tan colosal pueda estar tan mal asesorado desde el punto de vista jurídico y de imagen. Messi ya conoce la soledad fuera de su familia y, sin Luis Suárez en el Barça, se le va a hacer aún más dura la temporada que comienza. El común de las guerras es que saca lo peor de las personas, incluso de las mejores. Messi se queda, pero lo hace enfadadísimo, volviendo a disparar a la línea de flotación de la cúpula barcelonista, a los que no tienen proyecto y van tapando agujeros.

Gestionar a este Messi. Bartomeu no pasará a la historia como el presidente que dejó marchar a Leo, pero sí como el que arruinó al club, el que faltó a la palabra con su estrella, grabada con luz y taquígrafos, y el que amenazó con llevarle a juicio. Ahora no va a ser fácil lidiar con este Messi azorado, viendo fantasmas por doquier y sintiendo, como lleva todo el año, que tiene al enemigo en casa. El ídolo, la futura leyenda, el jugador de la historia, así será visto dentro de una década, convertido en arma arrojadiza de un proceso electoral larguísimo que no va a hacer más que agrandar las maltrechas costuras de un club a la deriva, por la incapacidad de sus actuales dirigentes.

Ceder el brazalete de capitán. Si, ahora de verdad, Leo ha puesto fecha de caducidad a su aventura en el Barça en el verano de 2021, si el 1 de enero ya puede anunciar el equipo en el que jugará para salirse de la batalla electoral, quizás hasta sería bueno como gesto que el 10 cediese el brazalete para centrarse en el juego, el único terreno en el que es único. Habrá que seguir la pista del dinero, la batalla entre Catar y los Emiratos Árabes e, incluso, el fichaje de Neymar por la marca deportiva Puma, para entender los vericuetos que pueden llevar al futbolista argentino a su destino final en el fútbol de élite.

El sopapo a LaLiga. Curioso que, poco antes de anunciar a Rubén Uría su decisión de quedarse por no querer llegar a juicio, Messi haya querido disparar a LaLiga y contestar al interesado comunicado de ese ‘metomentodo’ llamado Javier Tebas. Bartomeu tiene mucho que agradecer al presidente de la patronal, pero no por Messi. Ya habrá tiempo de diseccionar la aprobación de aumentar un 30% el límite salarial de los ingresos obtenidos por traspasos en las tres últimas temporadas. Hagan números. La guerra de los burofaxes de verdad es entre LaLiga y el Real Madrid. Tebas ya tomó partido hace tiempo.