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Lavarse las manos y taparse la nariz

La mejor recomendación. Los buenos consejos sanitarios los debería seguir a rajatabla toda la población, en tiempos de pandemia, y los siguen al pie de la letra los que rigen la política deportiva de este país. Irene Lozano, la presidenta del CSD, ha estado un poco dispersa estos días entre vacaciones y la reunión de las federaciones con su jefe, el ministro Rodríguez Uribes, auspiciada por el COE, le pilló con el paso algo cambiado. Al final, se subió al barco. Con todo lo que ella cree haber hecho por esas federaciones....

Del lado de Tebas. En la mediación entre la Federación y la Liga, ya sabemos de qué lado se ha puesto el CSD. Alguien, desde muy arriba, le debe haber dicho que igual la vuelta de los niños a los colegios se puede retrasar, pero que con el fútbol profesional masculino no hay tonterías. Entre eso y la contribución de la Liga en los famosos Pactos o pagos de Viana, da igual si un equipo viajó con cuatro positivos, si el presidente de la Liga se autoinculpase, antepusiese lo económico a lo sanitario, que se adulterase la competición o que hace un mes el propio CSD emitiese un comunicado señalando al Fuenlabrada y a la Liga. Más allá de los descensos o de los calendarios, la impunidad del presidente de Javier Tebas, tras una gestión nefasta, es un pésimo mensaje. Ya saben, lavarse las manos y taparse la nariz.

Cristiano, dando la mano a Messi en un Clásico.
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Cristiano, dando la mano a Messi en un Clásico.SERGIO PEREZREUTERS

La Liga sin Messi. Ahora, tras la marcha de Cristiano y la prácticamente segura de Messi, vamos a ver el valor real de LaLiga. Estaremos atentos, no a la propaganda ni a los medios oficiales u oficiosos, sino a la realidad de ser una Liga sin ninguno de los mejores jugadores del mundo, sin la mejor organización, con el Valencia tiritando, vendiendo a su estrella a un recién ascendido de la Premier o el Málaga, en el filo de la navaja. Para rematar, sin ticketing hasta 2021, con las campañas de abonados en el aire y la Segunda en la Justicia ordinaria.

A propósito de Leo. La forma poco inteligente de marcharse y el arabesco de Bartomeu, ofreciendo su cabeza a cambio de su continuidad, no puede omitir el fondo de la cuestión. El Barcelona, de manera tácita, permite que Messi libere su contrato cada final de temporada de manera unilateral. Y eso es exactamente lo que ha hecho el argentino y lo que aceptó el Barça. Ha tomado una decisión, no se manda un burofax por un calentón. Quiere acabar su carrera en la élite y volver a sentirse grande. Este Barça, con esos dirigentes, ya no es su casa.