El rival con más pegada

A la sexta final sevillista de la Europa League solo le faltará el romanticismo de la gente desplazada. Que no es poco. Todos los demás ingredientes dan para escribir una gran epopeya: la magnitud de los rivales abatidos y del enemigo que queda por derribar, la belleza y la historia de la ciudad sede, el dramatismo de un guion que alcanzó fases casi sobrenaturales contra el Manchester United

Centrémonos en el adversario: un muy buen equipo, con la intensidad y la competitividad extrema habituales de los equipos de Conte, con una pareja de delanteros letal que te arrolla cuando puede correr y que también encuentra la forma de rematar cuando le niegas los espacios. Es difícil pensar que si Lukaku y Lautaro tienen tantas ocasiones como el United el Sevilla pueda salir vivo. El cuadro de Lopetegui no se puede permitir un cuarto de hora de desconexión como el que abrió el segundo acto contra los ingleses, y la mejor manera de evitarlo, de nuevo, será adueñándose del balón.

Habrá que explotar las pocas debilidades italianas, como esas bandas que quedan desprotegidas cuando los carrileros suben. Young pone grandes centros pero ya no tiene tanto fondo para garantizar 90 minutos de ida y vuelta. En eso sí es más solvente D’Ambrosio por la derecha. Al inglés le ayuda Conte ubicando como central zurdo al joven Bastoni, que posee la energía para corregir. Pero si Reguilón y Navas suben como de costumbre, el Sevilla siempre tendrá superioridad numérica por los costados. A Barella y a Gagliardini, que es verdad que son dinámicos, les costará llegar a las ayudas laterales.

Lukaku y Lautaro celebran un gol.

La elección del nueve sevillista puede depender del perfil de los centrales interistas: buenos por arriba, no especialmente rápidos, pero listos porque reducen el espacio a su espalda jugando replegados. En-Nesiry les ganaría en velocidad, pero no está claro que le concedan los metros que le favorecen. De Jong, por contra, sería el único capaz de competir por bajar el balón si la intensidad nerazzurra obliga al Sevilla a jugar más en largo de lo deseado.