El Neymar que quería Messi, la final que ansiaba París
El PSG dejó de ser un álbum de cromos para convertirse en un equipo de verdad. Tuchel apagó la Play Station y en vez de alinear a los Cuatro Fantásticos puso a un centrocampista más sobre el campo, como ya hizo en cuartos aunque en esta ocasión con Mbappé a plena disposición. Ander Herrera ha llegado para quedarse y Di María es intocable, no hay duda. Una decisión lógica que por fin dibuja la mejor alineación parisina, una con la que poder ser el mejor club de Europa. Por si fuera poco, al funcionamiento colectivo -tantas veces inexistente en los parisinos- se le suma en Lisboa un Neymar imparable, líder como ahora mismo hay pocos.
El Neymar que se marchó del Barcelona para no estar eternamente a los pies de Messi haría sombra en estos momentos al mismísimo Leo. No hay jugador en el mundo capaz de exhibiciones individuales a estas alturas de la Copa de Europa como las suyas. Esa transición Messi-Neymar hubiera dado probablemente más Champions al primero y quizá algún Balón de Oro al segundo. Pero el brasileño decidió buscar su camino a través de París, un reto más difícil pues el PSG nunca ha sido campeón y ni siquiera había alcanzado una final. Con Neymar todo parece más sencillo, incluso cambiar el rumbo y la historia moderna del fútbol. La del intocable Messi. La de una Champions para París.