El regreso de dos clásicos olímpicos
Hay dos deportes que ocupan la cima en la jerarquía olímpica, dos disciplinas que aumentan su protagonismo cada verano, pero lo multiplican en los años bisiestos, cuando toca la celebración de los Juegos. Se trata, obviamente, del atletismo y la natación. Este 2020 estaba destinado a ellos, el objetivo se enfocaba a Tokio, su momento estelar. La pandemia, con el consiguiente aplazamiento de los Juegos Olímpicos, ha paralizado estos dos deportes, con un impacto mucho mayor en la natación, que sufrió la sequía del confinamiento con un distanciamiento traumático de la piscina. En España estuvieron dos meses sin tocar agua. La competición regresa hoy, a mediados de agosto, con un calendario recortado y con dudas sobre el rendimiento. El atletismo celebra en Mónaco la primera cita de la Diamond League, con siete españoles en liza y una pléyade de estrellas, después de haberse fogueado en varias pruebas domésticas. La natación retorna en Loulé (Portugal), donde han viajado en tren y en autobús una treintena de españoles, sin su líder Mireia Belmonte.
La reunión de atletismo ha sido calificada por algunas voces del entorno como unos Mundiales oficiosos, porque en un año tan retorcido va a ser complicado congregar a tantas figuras. El Estadio Louis II albergará a los hermanos Ingebrigtsen, a Duplantis, a Yulimar, a Warholm, a Noah Lyles, a Cheptegei, a Sifan Hassan, a Guliyev, a Kendricks... Y a Orlando Ortega al frente de la expedición española. El evento desplegará un programa de 14 pruebas ante un público presencial reducido, 5.000 espectadores sobre 20.000 posibles, y será el primero de siete mítines previstos, si es que sobreviven, en una Diamond que salvará en parte el máximo nivel internacional del deporte rey de los Juegos. Los clásicos olímpicos avanzan con cautela, y los dedos cruzados, hacia Tokio 2021.